Medio Ambiente
Los buitres aragoneses ayudan a elaborar mapas de contaminación ambiental
Las muestras de sangre tomadas a 691 de los 718 buitres leonados (Gyps fulvus) marcados por técnicos del Servicio de Biodiversidad del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad entre los años 2008 y 2012 en comederos de la Red Aragonesa de Comederos para Aves Necrófagas (RACAN) han permitido a un equipo científico elaborar mapas espaciotemporales del riesgo de exposición a contaminantes ambientales como el plomo en la fauna silvestre. En el proyecto han participado la Universidad de Castilla-La Mancha, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Coímbra (Portugal) y la Universidad Autónoma de Madrid.
El programa de marcaje continúa en la actualidad aunque con menor intensidad, habiéndose llegado a cerca de 760 ejemplares individualizados. Tiene como objetivo fundamental la obtención de datos sobre los desplazamientos de estas carroñeras y el uso que realizan de la red de comederos de Aragón. Por su parte, la toma de muestras biológicas de los animales que se marcan persigue establecer un diagnóstico del estado sanitario de estos, especialmente en lo relativo a la presencia de tóxicos, uno de los principales factores de riesgo para la conservación del buitre leonado y de otras grandes rapaces.
Las muestras tomadas entre 2008 y 2012 fueron remitidas para su análisis al Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC, CSIC-UCLM), donde el equipo de científicos detectó altos niveles de plomo (>200 nanogramos/ml) en la sangre de casi la mitad de los animales analizados (el 44,9%).
Los modelos estadísticos y el análisis de isótopos estables de plomo realizados sobre las muestras indican que el metal procedería en realidad de al menos dos fuentes distintas. De un parte estaría lo que puede denominarse como plomo geológico, es decir, el presente de forma natural en el suelo, que explicaría los altos niveles basales en la sangre en las aves carroñeras. Sin embargo, los valores más extremos (>500 ng/ml) que se detectaron en el 6% de los buitres solo podrían proceder de munición de plomo, usada principalmente en la caza mayor.
Los expertos elaboraron modelos predictivos del riesgo de exposición al plomo en los buitres, basados en modelos que relacionaron el plomo en sangre de los animales identificados mediante marcas alares con sus características biológicas y las del hábitat alrededor de sus colonias de cría o de los comederos que frecuentaban.
La incorporación del plomo al torrente circulatorio de los buitres se produce a través de los tejidos de los cadáveres de animales domésticos o silvestres de los que se alimentan, generalmente herbívoros, parte del cual procede a su vez del suelo en el que estos animales comen. Por su parte, también consumen el plomo de la munición que queda alojada en el cuerpo de ungulados cinegéticos como el ciervo o el jabalí, cuyos restos quedan abandonados en el campo tras ser cazados.
En España, y en buena parte del área de distribución del buitre leonado, la mayoría de las carroñas consumidas por los buitres son residuos procedentes de actividades humanas como la ganadería o la caza, cuya carne también es consumida por el ser humano.
Como es bien sabido, el buitre leonado es un ave carroñera situada en la cima de la cadena alimenticia y que se nutre exclusivamente de animales muertos. Está especializada por tanto en localizar carroñas, a las que accede con suma rapidez y que puede llegar a consumir en tiempo récord.
En Aragón la población de buitre leonado supera las 5000 parejas reproductoras, lo que supone cerca del 21% de la población española y alrededor del 15% de la europea. Esta densidad de población, unida a las características ecológicas de la especie, convierten al buitre leonado en una excelente especie testigo, con gran valor en la detección del efecto de posibles de contaminantes ambientales, tanto sobre otras especies más escasas y amenazadas como sobre el propio ser humano. No hay que olvidar que buena parte de los restos que consumen los buitres proceden de animales que también pueden ser consumidos por el hombre.
Valiosa herramienta de gestión
El plomo es un metal pesado que resulta muy tóxico para el ser humano y para la fauna silvestre. Su presencia en nuestro entorno se ha ido reduciendo en parte tras la prohibición en España y otros países del uso de gasolina con plomo, pero la presencia de este metal sigue siendo muy patente en el medio.
Se sabe que el plomo afecta a muchas especies animales, especialmente grandes aves rapaces, llegando a causar la muerte de individuos y afectando a la viabilidad de sus poblaciones. Para minimizar el impacto de éste y otros riesgos similares asociados a la presencia de contaminantes en el medio natural resulta necesario conocer el origen de los contaminantes, pero también la distribución espaciotemporal de los mismos.
En este sentido, los mapas elaborados en este trabajo constituyen una valiosa herramienta para la gestión, ya que permite identificar áreas y épocas del año con mayor riesgo de exposición al plomo.