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Viernes, 1 de noviembre de 2024

Agricultura

“El desarrollo rural exige la voluntad política de hacer frente a la desigualdad social”

La agricultura es imprescindible para el mismo, pero no la única solución

Joaquín Olona pronuncia una conferencia ante la Asociación Interprofesional para el Desarrollo Agrario, que celebra su 50 aniversario

“El desarrollo rural exige la voluntad política de hacer frente a la desigualdad social, lo que se traduce en una política de Estado y una acción coordinada de Gobierno”. Así se ha expresado el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, en la conferencia que ha impartido por invitación de la Asociación Profesional para el Desarrollo Agrario (AIDA), que celebra este año el cincuenta aniversario de su constitución.

En el caso del Gobierno de Aragón, la estrategia se asienta en dos ejes fundamentales: provisión de servicios básicos de proximidad de alta calidad en los ámbitos de la educación, la sanidad y la asistencia social y, por otra parte, impulso de la actividad económica generadora de crecimiento y empleo, con actuación preferente en la agroalimentación, la logística y la energía renovable como sectores estratégicos.

Todo esto, sin embargo, “no puede hacerse bajo cualquier circunstancia”, según el consejero, y precisa de ciertas condiciones. Una de ellas, conjurar el victimismo rural y el oportunismo político, “que se retroalimentan para frenar el desarrollo”.

Tampoco hay que confundir la garantía de acceso a los servicios con implantar cualquier servicio en cualquier parte sin garantizar unos estándares de calidad. Estas condiciones específicas de calidad han de traducirse en factores de atracción hacia medio rural, donde, por otra parte, debe aprenderse a “vivir en baja densidad”. La especialización y diferenciación productiva en función de las características territoriales han de ser asimismo un elemento a valorar.

Por otro lado, Olona considera que no hay que confundir política agraria con política de desarrollo rural ni reducir el desarrollo rural a la metodología Leader. En este sentido, previene sobre la tentación de financiar el desarrollo rural con cargo a la política agraria. Y añade otra advertencia más: es un tremendo error enfrentar al campo con la ciudad, pues “ambas sociedades se necesitan y la solución a muchos de sus problemas radica en el desarrollo de sus interrelaciones”.

Solo con agricultura no, pero tampoco sin ella

El titular de Desarrollo Rural ha explicado que la baja densidad demográfica es lo que mejor caracteriza la ruralidad, de ahí que podamos decir que Aragón es una región predominantemente rural, de acuerdo con el criterio empleado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

De hecho, Aragón cuenta con una densidad de población de 28 habitantes por kilómetro cuadrado, casi 65 puntos por debajo de la media nacional, lo que la sitúa como la cuarta comunidad española con menor densidad, tras  Castilla-León, Castilla-La Mancha y Extremadura.

No obstante, el problema, ha indicado, no está en la baja densidad demográfica, es decir, en la ruralidad propiamente dicha, sino en la despoblación. Esto es así, al menos, en los países ricos, donde las zonas rurales pueden alcanzar altos niveles de desarrollo. El verdadero problema se encuentra en el envejecimiento de la población, que “puede hacer irreversible la regresión rural”.

De ahí que sea necesario prestar una atención preferente  a las mujeres y a los jóvenes del medio rural para garantizar la continuidad de estas sociedades. Algo que hace la política agraria, pero que es insuficiente para promover un desarrollo rural eficaz, por eso, según ha Olona, “no cabe esperar que la agricultura, por sí sola, pueda afrontar los retos del desarrollo rural”.

Evidentemente, ha continuado, la agricultura es imprescindible y, de hecho, a ella le corresponde el uso dominante del suelo en los territorios rurales, pero más allá de esta circunstancia y otras asociadas a ella (estabilidad de los ecosistemas, industria agroalimentaria…), la estrategia territorial debe tener en cuenta todos los recursos e impactos endógenos y exógenos en sendos enfoques local y regional.

Por último, el consejero ha explicad el PDR (Programa de Desarrollo Rural) aragonés para concluir a continuación que este “exige una acción política”, ya que debe hacer frente a los fallos de mercado y operar contracorriente en un mundo cada vez más urbano, algo para lo que “no existen soluciones estrictamente técnicas”.