Agricultura
Los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca de Burbáguena reconocen el apoyo del vicepresidente
La orden religiosa trabaja en Aragón con personas desfavorecidas desde 1974
Los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca que trabajan en la localidad turolense de Burbáguena han entregado hoy una placa al vicepresidente de Aragón, José Ángel Biel, para reconocerle el apoyo que siempre ha mostrado a este colectivo. Los religiosos, que se instalaron en Aragón en 1974 y en Burbáguena en 1990 para ayudar a los más desfavorecidos, han recibido apoyo económico por parte del Gobierno de Aragón para mantener las instalaciones de sus casas en las que acogen a personas con problemas de integración social. Además de la casa de Burbáguena, actualmente cuentan con instalaciones en Zaragoza y Huesca.
A la entrega de la placa, que ha tenido lugar en el despacho del vicepresidente en el edificio Pignatelli, han acudido el vicario general, José Luis Solana; el Superior Local, José Julián Silgo y el morador de la sede de Burbáguena, Francisco Bru.
El Gobierno de Aragón viene colaborando puntualmente con esta institución desde su implantación en la Comunidad. Los últimos convenios se firmaron para la construcción de un nuevo centro de los Hermanos en Huesca ¿con una aportación de más de 1,3 millones de euros por parte del Ejecutivo autonómico- o la ampliación de la residencia de Burbáguena, que ha recibido 1,1 millones. Ambas ayudas han sido aportadas por Vicepresidencia y el departamento de Servicios Sociales y Familia. Además, el Gobierno de Aragón ha firmado diferentes convenios para diferentes actuaciones.
La orden de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca fue creada a mediados de los años 60 por parte de Isidoro Lezcano. Desde entonces, ha puesto en marcha 35 casas repartidas por toda la geografía española, además de una en Marruecos y cinco en América Latina.
Su implantación en Aragón llegó en 1974 con el objetivo de ayudar a personas mayores, enfermos crónicos, transeúntes y familias necesitadas. Desde el comienzo de sus actividades han desarrollado unos métodos de asistencia basados en el ambiente familiar de pequeños centros asistenciales, para cuya atención han fomentado el voluntariado. En la casa de Burbáguena residen actualmente 70 personas desfavorecidas, que son atendidas por dos franciscanos y 16 profesionales.