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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Medio Ambiente

Más de 300 aficionados a la ornitología en Aragón

Las propias asociaciones ornitológicas son la extensión de la Administración para regular y controlar las capturas

No cabe ninguna duda de que se trata de una afición minuciosa, donde los principales ingredientes son la paciencia, el placer de disfrutar de la naturaleza y una pasión indiscreta por los pájaros. La captura de jilgueros, pardillos, verdecillos y verderones, destinados a la cría y a perfeccionar su canto, es una afición polémica, pero en claro proceso de racionalización en los últimos años, en cumplimiento de la normativa comunitaria que la permite con carácter excepcional.   En la Comunidad Autónoma de Aragón existen alrededor de 300 aficionados autorizados, pertenecientes a cinco asociaciones ornitológicas diferentes, que hacen las veces de autorreguladores de esta actividad, llegada a Aragón, y sobre todo a Zaragoza, y más concretamente al barrio de Torrero, a principios del siglo XX, a través de los emigrantes venidos de Andalucía, donde la captura de este tipo de pájaros posee un arraigo social secular.   La práctica de esta afición es, aparentemente, muy sencilla. Una red de libro, y pájaros que hacen de reclamo son los elementos imprescindibles. El resto son cualidades personales: tiempo libre, paciencia, cariño a la naturaleza y especialmente a los pájaros.   Pero si algo caracteriza a estos aficionados es su autocontrol. Francisco Campo, un ingeniero industrial y aficionado desde hace años, lo admite. “Apuntamos todo. Todos los ejemplares están perfectamente identificados y anillados. Llevamos una estadística de todo, que trasladamos a la Dirección General de Conservación del medio Natural regularmente para su conocimiento y adopción, en su caso, de medidas de control supletorias”. Campo acude a varias citas anuales de campeonatos de canto y cuida y alimenta a un buen número de ejemplares en la terraza de su casa destinados a la cría.   Las autoridades de la Unión Europea han incidido sobre el Estado español en la necesidad de cumplir la normativa comunitaria, y en que la cría en cautividad de estos pájaros es la alternativa para minimizar sensiblemente las capturas de aves en la naturaleza. Como consecuencia, se han establecido unos cupos anuales decrecientes e incluso en comunidades autónomas como Andalucía o Cataluña, donde se capturaban cientos de miles de aves, incluso la suspensión temporal de concesión de autorizaciones.   El caso aragonés es bien distinto, con un número de aves capturadas y retenidas a final de cada campaña que supone un impacto insignificante en relación con las poblaciones de las especies de pájaros afectadas, y con un control exhaustivo de la actividad.   Pablo Munilla, Director General de Conservación del Medio Natural, comparte la opinión. “Creo que aquí es una actividad muy controlada y que se están haciendo las cosas bien porque hay una colaboración muy estrecha entre la Administración y los aficionados, que como tales, son los primeros interesados en el control”.   Desde el punto de vista administrativo, el 25 de abril de 2013 tuvo entrada en la Dirección General de Conservación de Medio Natural un documento del Ministerio en el se determinaba el cupo de capturas de fringílidos para el periodo 2013-2018. En el caso de la Comunidad Autónoma de Aragón se concretó en 2.532 ejemplares para este año.   Las autorizaciones que se conceden, a través de la correspondiente resolución, contienen especificaciones muy detalladas, incluyendo las coordenadas de la estaciones o puntos de captura de cada persona autorizada, y un extenso condicionado en cuanto a fechas, días hábiles, horarios, cupos de sexo y edad de los ejemplares a capturar y métodos de captura.   El número máximo de ejemplares a capturar en una jornada es de 9 entre todas las especies autorizadas. Una vez finalizado el periodo de capturas y con posterioridad al 28 de febrero de 2015, el aficionado solo podrá retener un máximo de 9 ejemplares identificados mediante una anilla estandarizada, con un máximo de cinco machos y sin superar en más de un macho el número de hembras para cada una de las especies.   En todos los casos, los ejemplares son destinados al canto y a la cría en cautividad, con prohibición absoluta de su comercialización o cesión a otro aficionado..   La cría en cautividad de estas especies no es sencilla y es un verdadero reto para los aficionados. Los resultados registrados en los últimos años en Aragón, aunque cuantitativamente modestos, suponen un referente a nivel nacional en cuanto a la línea a seguir en este campo.