Medio Ambiente
El Parque Natural del Moncayo renueva la distinción de la Q de Calidad
La Q de Calidad implica una mejora en la gestión de los servicios e instalaciones de uso público del único Parque Natural de la provincia de Zaragoza
El Instituto para la Calidad Turística de España ha renovado al Gobierno de Aragón el certificado de la Q de Calidad Turística del Parque Natural de la Sierra del Moncayo, que obtuvo por vez primera en 2007. La Q de Calidad es una herramienta que garantiza el desarrollo de un turismo sostenible, respetuoso y de calidad.
El parque se ha sometido a una auditoria externa donde se han evaluado los servicios e infraestructuras turísticas destinadas a los visitantes que acuden a disfrutar de la naturaleza y del paisaje en este espacio natural protegido, como son los centros de interpretación, aparcamientos, áreas recreativas, instalaciones para favorecer la accesibilidad, miradores, paneles informativos y señalización, vallados, limpieza, seguridad, etc.
La revisión realizada no sólo implica a las infraestructuras de uso público, sino también tiene en cuenta el funcionamiento del programa educativo que se desarrolla en los tres Centros de Interpretación de la Naturaleza de Añón, Agramonte y Calcena, por donde pasaron el año pasado más de 4.000 alumnos, o donde se valora especialmente el programa de atención al visitante y de actividades de verano, con casi 11.000 visitas con información personalizada.
Igualmente, el ICTE revisa el cumplimiento de los objetivos planificados, la formación del personal, el plan de mejoras previsto, así como aspectos de seguridad, señalización de senderos, etc.
El Parque Natural de la Sierra del Moncayo
El Moncayo (2.314 m.), montaña mítica, admirada y venerada desde épocas pasadas por las gentes de su piedemonte, es el techo del Sistema Ibérico y forma el corazón del Parque Natural del Moncayo, de 11.144 hectáreas de superficie.
Dominante sobre las estepas del Valle del Ebro y los páramos de Castilla, este Parque Natural muestra dos caras diferenciadas: la vertiente norte, más fría y húmeda, cubierta de bosques atlánticos de hayas, robles y pinos, y la cara sur u “oculta”, menos conocida a pesar del encanto mediterráneo de sus muelas, peñas y barrancos.