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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Medio Ambiente

El plan de cría en cautividad de la margaritona (Margaritifera auricularia) supera por primera vez el medio millón de juveniles

El Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad ha liberado la práctica totalidad en los canales de Tauste e Imperial de Aragón, pero la tasa de mortalidad es muy alta y se encuentra en peligro de extinción

El primer semestre de 2016 se cierra con un número récord de producción en cautividad de ejemplares juveniles de Margaritifera auricularia, en las instalaciones que el Gobierno de Aragón tiene en la finca de La Alfranca, un total de aproximadamente 670 000 juveniles que superan con creces los más de 460 000 obtenidos el año pasado en las mismas instalaciones o los 114 000 del año 2014.

La gran mayoría de estos ejemplares, más de 640 000, han sido ya liberados en el Canal de Tauste y en el Canal Imperial de Aragón con el objetivo de paliar la baja tasa de supervivencia juvenil de esta especie. Estos dos canales son de los pocos lugares de España donde todavía este escaso bivalvo está presente, junto con el río Ebro y la Acequia de Quinto.

De la producción de juveniles de este año, unos 28.000 permanecerán en cautividad en las instalaciones experimentales de La Alfranca para su crecimiento y alimentación controlada, siguiendo las metodologías utilizadas internacionalmente.

Lo abultado de la cifra de juveniles producidos hay que interpretarlo desde la perspectiva de la biología de la especie, cuya estrategia reproductiva, como en muchos otros invertebrados acuáticos, incluye la producción de grandes cantidades de larvas de las que solo unas pocas llegan a sobrevivir

El proceso de cría en cautividad de Margaritifera se ha ido perfeccionando durante los más de 10 años que este proyecto lleva en marcha, y prueba de ello es el incremento paulatino en producción de juveniles hasta alcanzar la espectacular cifra de 2016. Además, las nuevas técnicas que se han ido implementando han permitido por primera vez mantener ejemplares durante más de dos años en cautividad, alcanzando los 7 mm de longitud. No obstante la tasa de mortalidad es alta, lo que hace que muy pocos ejemplares lleguen a alcanzar esta edad.

Situación crítica. La margaritona, incluida en los catálogos nacional y aragonés de especies amenazadas como “en peligro  de extinción”, cuenta en nuestra comunidad autónoma con un plan de recuperación desde el año 2005, en el que se contemplan medidas y acciones para la conservación de esta especie y su hábitat natural.

Este molusco de agua dulce de gran tamaño (hasta 18 centímetros de longitud) vive en los fondos de ríos y canales con abundancia de gravas y fue una especie muy abundante a principios del siglo pasado, como evidencia su extendido uso por los artesanos de los pueblos ribereños para la fabricación de empuñaduras de navajas y cuchillos con el nácar de sus conchas.

Pese a los buenos datos obtenidos en la cría en cautividad de esta especie, la situación en el medio natural es mucho más dramática, como así se reconoce en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza),donde se encuentra catalogada en peligro crítico de extinción a nivel mundial y preocupa en gran manera la mortalidad de ejemplares adultos que ha sido registrada durante los últimos cuatro años, fundamentalmente en el Canal Imperial de Aragón.

Antiguamente, la distribución mundial de Margaritifera auricularia se extendía a todos los grandes ríos de Europa occidental: Bélgica, Republica Checa, Dinamarca, Alemania, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. En la actualidad limita sus poblaciones a cinco cuencas hidrográficas, una española: el río Ebro, y cuatro en Francia: Dordogne, Vienne-Creuse, Loira y el Charente.

El bajo número actual de individuos adultos, si tenemos en cuenta que estamos ante un invertebrado que potencialmente podría encontrarse por millones, tiene su origen en un escaso reclutamiento juvenil, es decir, una muy baja tasa de incorporación de individuos a la fracción reproductora de la población. Pero también en la escasez de peces hospedadores adecuados, que son imprescindibles para su ciclo vital, o en la pérdida de su hábitat natural y en la competencia con especies exóticas invasoras, especialmente la almeja asiática. De no invertirse la tendencia de las últimas décadas, podría tener lugar a la extinción definitiva de la especie en pocos años.