Agricutura
El proyecto CO2PPICE inicia mediciones con dron para caracterizar la estructura del bosque, estimar la biomasa y modelizar el microclima del sotobosque
Juan Pedro Ferrio, investigador ARAID de la Unidad de Recursos Forestales del CITA, es el responsable de este proyecto
El proyecto sobre ‘La gestión forestal como herramienta revitalizadora del monte bajo de quercíneas: reactivación de sumideros de carbono y otros servicios ecosistémicos’ (CO2PPICE) inició esta semana en la localidad de Añón de Moncayo vuelos LIDAR de alta resolución que permiten reconstruir la estructura del bosque, para estimar la biomasa y modelizar el microclima del sotobosque, para lo que se contó con la colaboración de la empresa Aeromedia. El dron LiDAR está equipado con un sensor óptico activo que emite pulsos láser hacia la superficie, mientras se desplaza a través de rutas de topografía específicas. A partir del retraso entre la emisión del pulso y la recepción de su reflejo, genera una nube de puntos de muy alta densidad (más de 300 puntos /m2) que permite reconstruir la estructura tridimensional del bosque.
Juan Pedro Ferrio, investigador ARAID de la Unidad de Recursos Forestales del CITA es el responsable de este proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación dentro de la convocatoria Proyectos I+D+i «Retos Investigación 2019”, cuyo objetivo es evaluar el efecto de los programas de gestión adaptativa que se han llevado a cabo sobre montes bajos abandonados de roble rebollo (Quercus pyrenaica Wild.) de la vertiente norte de la Sierra del Moncayo. Sobre tratamientos forestales alternativos (abandono, resalveo de conversión, monte medio regular, adehesamiento), aplicados a lo largo de varias décadas, se valorará la provisión de distintos servicios ecosistémicos (producción de biomasa, captura de carbono, infiltración de agua -agua azul-, menor vulnerabilidad, producción micológica, potencial para uso recreativo).
En España, las poblaciones de monte bajo suponen alrededor del 22% de la superficie forestal, pero esta práctica tradicional fue abandonada desde los años 60 del siglo XX, debido al efecto combinado de la despoblación y la escasa demanda de carbón vegetal. En la actualidad, estos bosques forman un nuevo paisaje forestal, con una elevada densidad de individuos reviejados, que conlleva considerables problemas estructurales y funcionales. Estudios previos sugieren que la reactivación del crecimiento mediante tratamientos de resalveo (eliminación selectiva de brotes) podría revertir esta situación, al menos a corto plazo.
En las últimas décadas se ha promovido el resalveo de montes bajos abandonados, principalmente en el contexto de la gestión adaptativa para reducir el decaimiento forestal. Sin embargo, los elevados costes económicos, junto con la incertidumbre sobre los beneficios a largo plazo de este tratamiento, han limitado el uso generalizado de estas prácticas.
La hipótesis general de este proyecto es que la gestión adaptativa de los montes bajos reviejados, originalmente dirigida a reducir su vulnerabilidad, también mejoraría los balances de carbono y agua, además de promover múltiples servicios ecosistémicos forestales.