Medio Ambiente
Récord de producción de juveniles de margaritífera en el centro de cría de La Alfranca
Un millón trescientos mil juveniles de esta almeja de río, declarada en situación crítica debido a su elevado riesgo de extinción, han nacido este año en el centro de cría de cautividad del Gobierno de Aragón
La cifra de producción de juveniles de la almeja de río, Margaritifera Auricularia, nacidos en el Centro de Recuperación de Cría en Cautividad de La Alfranca en 2019 supera por primera vez el millón de ejemplares. Como es habitual, la mayoría de estos ejemplares han sido “sembrados” en varias localidades del río Ebro donde todavía vive esta especie.
Como ocurre con otros invertebrados, especialmente de medios acuáticos, la estrategia reproductiva de Margaritifera se basa en la producción de millares de larvas (gloquidios) de muy pequeño tamaño (en torno a 100 micras), que son liberadas al medio pero de las que muy pocas alcanzarán la vida adulta, ya que presentan una tasa de supervivencia muy baja. En el caso de la margaritona, las larvas deben coincidir además con un pez hospedador adecuado para engancharse literalmente a las branquias del mismo, y de esta forma desarrollarse hasta convertirse en un individuo juvenil. De este modo, la presencia y abundancia del pez hospedador resulta un factor limitante añadido para la supervivencia de los juveniles, lo que hace aún más difícil que un número significativo de ejemplares puedan alcanzar la etapa adulta.
Desde 2007, el Gobierno de Aragón intenta recuperar esta especie liberando masivamente juveniles criados en cautividad en diferentes localidades del río Ebro seleccionadas por su calidad como hábitat potencial para la especie.
Sin embargo, y vistas las dificultades innatas en este tipo de reproducción, no todos los juveniles obtenidos en cautividad son liberados al medio natural. Una pequeña cantidad continúa creciendo en el laboratorio, perfeccionando el laborioso y largo proceso de la cría en cautividad, que debería permitir en un futuro próximo reintroducir ejemplares ya juveniles de entre 4-5 cm y, por tanto, con mayores posibilidades de sobrevivir en el medio natural.
Otro grupo de ejemplares de los conseguidos mediante las técnicas de cría en cautividad se destinan a tratar de conocer la sensibilidad de la especie frente a contaminantes presentes en su hábitat, como metales pesados y pesticidas o herbicidas de uso común, lo que permitirá proponer estándares de calidad del agua que permitan la vida de esta especie.
Aragón sigue contando con la colaboración de otras comunidades autónomas
Al igual que el año pasado, el Gobierno de Aragón colabora con la Diputación Foral de Álava y la Generalitat de Cataluña para la conservación de esta especie, mediante la cesión de juveniles obtenidos en cautividad. Este año, se ha repoblado un pequeño tramo en Álava con alrededor de 30.000 ejemplares, y por segundo año consecutivo se cedió otro grupo de ejemplares para acometer diferentes metodologías de engorde y mantenimiento en cautividad en las instalaciones de cría en cautividad de náyades en Girona, dependiente del Consorcio de l’Estany. Estas colaboraciones entre administraciones permiten aunar esfuerzos con el objetivo de conseguir que esta especie tan singular no desaparezca irremediablemente de nuestros ríos.
La elevada mortalidad en el medio natural acelera la situación crítica de esta especie
Durante los últimos años, se ha constatado una elevadísima y continuada mortalidad de ejemplares adultos en los canales de riego del río Ebro donde la especie se encuentra presente, especialmente en el Canal Imperial.
Además, en los últimos meses, la preocupación ha aumentado al constatar también una fuerte mortalidad por primera vez en la mayor colonia natural localizada en el río Ebro. Fue durante el pasado mes de mayo cuando se localizaron 16 ejemplares muertos durante el desarrollo de unos trabajos realizados por la Sociedad Española de Malacología (SEM) para el estudio de las posibles causas de mortalidad de la especie, financiado por la Fundación Biodiversidad y en colaboración con el Gobierno de Aragón.
Esta colonia se revisó por última vez en el verano de 2017, donde se localizaron 26 ejemplares vivos, habiéndose registrado hasta entonces un solo ejemplar muerto desde que se comenzó a monitorizar por el Gobierno de Aragón en el año 2006. En el verano de 2017, la fortísima bajada de caudales en el río Ebro dejó aislado el brazo lateral -donde sobrevivía este núcleo poblacional- del cauce principal del río Ebro. Se registró una elevada mortalidad de almeja asiática, especie exótica invasora que se encuentra en elevadas densidades compartiendo hábitat con la margaritona, por lo que la posible falta de renovación de agua, la consiguiente falta de oxígeno en el tramo que quedó aislado y el incremento de la concentración de tóxicos liberados por la muerte masiva de las almejas asiáticas, pueden encontrarse detrás de esta mortalidad inusual. Afortunadamente, se ha podido verificar que esta inusual mortalidad no ha ocurrido en otros puntos del río Ebro que también han sido evaluados.