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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Tecnología e Innovación

El banco de germoplasma de especies hortícolas del CITA, fuente de variabilidad para la obtención de alimentos funcionales

El Banco de Germoplasma atendió, en el último año, 82 peticiones y envió más de 700 muestras para investigadores o agricultores

El banco del CITA almacena más de 17.000 muestras de semillas, mayoritariamente variedades locales o tradicionales

Las variedades tradicionales de hortalizas tienen un importante valor por sí mismas por su aporte vitamínico, fibra y minerales esenciales, como parte del patrimonio cultural de los pueblos, y como potencial fuente de genes de interés en los programas de mejora genética, en especial genes de resistencia a enfermedades, adaptación a estreses abióticos y calidad. Para localizar estas variedades se requiere el cribado de colecciones importantes de germoplasma que permitan identificar los materiales de interés. En este sentido el Banco de Germoplasma Hortícola de Zaragoza mantiene numerosas colecciones de diferentes especies hortícolas que constituyen la materia prima para la realización de estos estudios, permitiendo identificar entre las muestras de la colección aquellas con mayor interés por su composición.   En los últimos años existe un creciente interés por estas variedades, al ser consideradas una fuente de germoplasma para modelos de producción sostenible, como la ecológica, o como fuente de diversidad para un mercado que ofrece una escasa variación en sus productos. Pero también se consideran una excelente fuente de nuevos caracteres que actualmente demanda el consumidor tales como valor sensorial, valor nutricional o valor nutracéutico.   Dentro de los cultivos hortícolas existen muchos grupos de compuestos bioactivos, que se denominan fitoquímicos cuando se encuentran en los vegetales, y cuya presencia permite considerar a los alimentos que los contienen como funcionales. Estos compuestos incluyen, entre otros, polifenoles, carotenoides, glucosinolatos, vitaminas, folatos y fitoesteroles. Para que un programa de mejora de la calidad nutracéutica sea exitoso se requiere diversidad genética para el carácter o caracteres que se desean mejorar, y en algunos casos la mejora moderna ha resultado en un efecto indeseado denominado “dilución de nutrientes”. Por ello, los mejoradores recurren a las variedades tradicionales, donde es posible encontrar una amplia variación en el contenido en compuestos de interés nutracéutico, en ocasiones con valores muy superiores a los de las variedades comerciales.   Con el objetivo de proporcionar la materia prima para la investigación, la mejora genética y la recuperación y revalorización de estas variedades locales, en el BGHZ se atienden peticiones procedentes, en su mayor parte, de investigadores, mejoradores genéticos y agricultores. Durante el año 2016 el banco atendió 82 peticiones y envió 728 muestras.   La erosión genética ha hecho que en los últimos años, según datos de la FAO, se hayan perdido hasta tres cuartas partes de la diversidad genética de los cultivos. Sin embargo, no todo se ha perdido y parte de esa diversidad histórica se encuentra almacenada en los denominados bancos de germoplasma, como es el caso del Banco de Germoplasma de Hortícolas del CITA. En este banco se almacenan más de 17.000 muestras de semillas, mayoritariamente de variedades locales o tradicionales de hortalizas de origen español.