Intervención del presidente Marcelino Iglesias en la presentación del Diccinario de Autores Aragoneses
Presentar un libro es siempre satisfactorio. En esta ocasión lo es por un triple motivo. En primer lugar porque un libro, los libros, son memoria escrita del mundo. De ese modo el libro nos muestra horizontes desconocidos, nos enriquece, nos transforma. Los escritos son un remedio para conservar la sabiduría y la memoria. El tiempo de los humanos se hace más largo y estable en el tiempo de la escritura.
En segundo lugar porque los estudios y obras relacionadas con la historia del libro y de sus hacedores los escritores, se ven ampliados hoy con esta obra, con la que a partir de este momento podrán contar los estudiosos y cualquier interesado en la materia.
Y en tercer lugar por la oportunidad del momento en el que se presenta el Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos.
Abril es un mes dedicado al libro. Las diferentes ferias que se realizan alrededor del libro, y la celebración del día del libro dan testimonio de esta dedicación. Y es el mes en el que entregamos el Premio de las Letras Aragonesas. Abril es un mes que nos recuerda la inagotable tarea de afianzar todos los ámbitos del libro: la creación, la edición, la distribución y venta, las bibliotecas y, fundamentalmente, la lectura son sectores que nos merecen la mayor atención.
Cada vez con más fuerza, se afianza entre nosotros el convencimiento de que sólo una cultura del libro sólida y articulada, puede garantizar el desarrollo de una sociedad madura y democrática.
Esta convicción aconsejó crear el Centro del Libro de Aragón con el fin de centralizar la actuación pública para el fomento del sector. A esta convicción obedece nuestro refuerzo de acciones encaminadas a fomentar la lectura, como por ejemplo los programas de Bibliotecas Escolares y fomento de la lectura y la escritura, o el de ¿Invitación a la lectura¿. Transcurridos más de veinte años, esta iniciativa se ha convertido en un programa didáctico del Gobierno de Aragón que supone anualmente, la participación de setenta escritores en coloquios que se desarrollan en los más de cien centros educativos de la región, inscritos en el programa.
Sobre esta cultura del libro sabemos que en ellos y en la lectura se debe basar cualquier actuación de futuro en nuestras escuelas y en nuestros equipamientos culturales, conscientes de los retos de futuro cuando todo nuestro sistema de información, comunicación y escritura ha sido modificado de manera cualitativa por las nuevas tecnologías.
Todos sabemos que la fortaleza de los grandes territorios, de las grandes ciudades, se ha sustentado también en la potencia de las imágenes que los representan. Imágenes forjadas tanto por la capacidad artística de sus creadores, como por la capacidad de penetración y convicción de la cultura popular.
Sin esa imagen precisa y diferente en un mundo globalizado, todos los territorios serían demasiado parecidos o, como se ha definido, ¿no lugares¿. Por esta razón, uno de los grandes retos en la actualidad es buscar elementos de diferenciación.
La literatura se ha mostrado como uno de los más importante elementos para crear el imaginario colectivo de un territorio, la imagen ideal de una ciudad. La literatura se ha mostrado como uno de los mejores aliados del atractivo de ciudades y territorios.
El Diccionario que hoy presentamos da cuenta en sus páginas de todos aquellos que, a través de la creación literaria, han sumado y suman en la construcción del imaginario colectivo, que nos han enseñado a interpretar, de manera creativa, la realidad circundante.
El Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos sigue las huellas trazadas por obras tan importantes como la ¿Biblioteca de Autores Aragoneses¿ de LATASSA y GÓMEZ URIEL, o los ya clásicos ¿Bibliografía Zaragozana del siglo XV¿ y ¿Bibliografía Aragonesa del siglo XVI¿ de Juan Manuel SÁNCHEZ. Así, el Diccionario nos proporciona la constatación de que un territorio tan rico en historia, patrimonio y cultura como es Aragón, continúa con una brillante tradición literaria. Este diccionario, pone de manifiesto la excelente salud que en estos momentos de inicios del siglo XXI viven las letras aragonesas.
Y si el Diccionario nos presenta las piezas, los autores, de esta tradición, los lectores, con su peculiar forma de leer a los autores son la gramática, la forma de modificar y combinar las piezas para construir la imagen colectiva de Aragón a la que antes me refería. Una imagen más dotada de proyectos y realidades modernas que de tópicos envejecidos. Una imagen de futuro que se construye desde la creación, y no sólo desde la producción, con creadores que ayuden a transmitir esa imagen de nosotros.
Sólo me resta felicitar a Javier Barreiro por sus años de trabajo bien hecho, exhaustivo, en el que nuestras letras aragonesas más contemporáneas han recibido el mejor tratamiento en cuanto a documentación biográfica y bibliográfica se refiere. Del mismo modo felicito a aquellos que lo han promovido, la Asociación Aragonesa de Escritores, y a los que han colaborado, la Diputación de Zaragoza y el Gobierno de Aragón.