title.site title.site

Jueves, 21 de noviembre de 2024

La nueva receta médica mejora la información del usuario y facilita varios aspectos administrativos

A partir del lunes las farmacias exigirán a los usuarios del sistema público de salud la tarjeta sanitaria para dispensar los fármacos prescritos

El Servicio Aragonés de Salud (SALUD) ha puesto ya en circulación los nuevos modelos de recetas médicas que sustituirán a las hasta ahora utilizadas, y que incorporan algunas modificaciones pensadas para mejorar la información del usuario, agilizar trámites administrativos, facilitar la labor de los profesionales sanitarios e incorporar aspectos relativos a la identificación del usuario en la farmacia.

El primero de los objetivos es ampliar el contenido de la receta como soporte informativo y de educación sanitaria para el paciente, haciendo constar en ella mensajes básicos de salud. En el reverso del volante figuran algunos consejos generales como la recomendación no automedicarse, cumplir con el tratamiento siguiendo las instrucciones del médico, consultar con él cualquier tipo de duda sobre la efectividad o interacciones de los fármacos, no acumular medicamentos en casa y seguir las orientaciones para el cuidado de la salud que pueda haberle recomendado su médico.

La receta contiene, además, la posibilidad de incorporar indicaciones sobre la forma correcta de administrar los fármacos (en ayunas, antes, durante o después de las comidas…). El nuevo formato incorpora también un espacio específico para el visado de la inspección (caso de ser necesario), y mejora la información del farmacéutico sobre las causas de sustitución.

Por otra parte, se ha modificado la encuadernación de los volantes, de modo que el cuerpo de la receta está unido al volante de instrucciones por la derecha, facilitando la separación de cada receta por parte del médico, y la conservación y lectura del volante de instrucciones por el usuario.

El nuevo diseño de las recetas reserva un espacio para la colocación por la farmacia de la etiqueta con los datos identificadores del usuario, así como la indicación de la obligatoriedad de presentar la tarjeta sanitaria en la farmacia.

Identificación del usuario en las oficinas de farmacia

A partir del próximo lunes, 1 de diciembre, las oficinas de farmacia de Aragón solicitarán a los usuarios del sistema público de salud la tarjeta sanitaria como mecanismo de identificación para el acceso a la prestación farmacéutica y la acreditación (en su caso) del derecho a la gratuidad.

La falta de identificación sin justificación suficiente (como por razones de urgencia o presentación de la documentación sustitutiva establecida) podrá ser motivar la negativa a la prestación con cargo al Sistema Nacional de Salud.

Las oficinas de farmacia comprobarán la coincidencia de los datos de la tarjeta sanitaria con los de la receta y que ésta se corresponde con la situación del usuario. Por otra parte, las farmacias colaborarán con la Administración colocando en las recetas una etiqueta autoadhesiva con los datos codificados del paciente en código de barras cuando éstos no figuren ya en la receta.

Cataluña fue la primera comunidad autónoma en implantar esta medida a la que han seguido Aragón y Extremadura, y que se extenderá a corto o medio plazo a la mayoría de las comunidades. Dentro de un año, aproximadamente, casi todas las farmacias españolas tendrán la obligación de exigir la tarjeta sanitaria al paciente y comprobar sus datos en cada dispensación.

La identificación del usuario en la farmacia abre las puertas a nuevos modos de dispensación que previsiblemente se implantarán en el futuro, como la receta electrónica, y mejora la fiabilidad en la dispensación, optimiza el control de la prestación farmacéutica y previene posibles actuaciones fraudulentas e insolidarias que a nadie benefician.

La medida que entra en vigor el lunes mejorará de manera importante el conocimiento de los medicamentos consumidos por cada usuario, lo cual permitirá la elaboración estudios farmacoepidemiológicos. Además, se dispondrá disponer de datos fiables de consumo farmacéutico por edad y sexo, análisis de potenciales interacciones o incompatibilidades, conocimiento de tratamientos combinados de varios productos más frecuentes para un mismo usuario, etc. La puesta a disposición del médico de estos datos permitirá mejorar la atención prestada ya que conocerá el consumo real de sus pacientes (no todo lo que se prescribe se dispensa; además los tratamientos instaurados a un paciente no siempre proceden del mismo médico), podrá evitar redundancias terapéuticas e interacciones y podrá relacionar el consumo con la evolución clínica de sus pacientes.