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La tasa anual de inflación se recorta en octubre 1,2 puntos en Aragón y se sitúa en el 3,9%
Las materias primas continúan aliviando las tensiones inflacionistas
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa anual de inflación se ha situado en octubre en el 3,9% en Aragón, lo que supone un recorte de 1,2 puntos porcentuales respecto a la registrada el mes anterior y 2,1 puntos menos que el máximo alcanzado el pasado mes de julio. En el conjunto de España el comportamiento de los precios fue similar y la tasa anual de inflación quedaba en el 3,6%, nueve décimas menos que en septiembre. En consecuencia, la inflación aragonesa, que llegó a estar en julio siete décimas por encima de la media nacional, sigue reduciendo esa diferencia hasta quedar en tres décimas en octubre.
También en la Eurozona la inflación se moderaba en octubre, al registrar una tasa anual del 3,2%, cuatro décimas por debajo de la observada el mes anterior. Dado que la desaceleración de la inflación ha sido mucho más intensa en Aragón, el diferencial con la Zona Euro se ha recortado a la mitad, pasando de 1,5 puntos porcentuales en septiembre a siete décimas en octubre. De forma similar, el diferencial del conjunto de España ha pasado de nueve a cuatro décimas en el mismo tiempo.
Este comportamiento comparado de los precios viene a corroborar uno de los rasgos de la economía española, consistente en una mayor sensibilidad a la evolución de los precios internacionales del petróleo, de modo que en momentos alcistas la repercusión en la inflación nacional es mayor que la media de nuestros socios europeos, pero en fases bajistas también los recortes son más pronunciados que dicha media.
Así, el barril de Brent cotizaba en octubre a un precio medio de 72,1 dólares, un 26,8% menos que el mes precedente. En comparación con el precio máximo histórico de 133,4 $/barril (en términos de media mensual), alcanzado en julio de 2008, el Brent acumula en octubre una caída del 46%. Además, el precio ha seguido cayendo en los primeros días de noviembre, llegando a cotizar incluso por debajo de los 60 dólares/barril.
Analizando las variaciones respecto al mes anterior, los precios en Aragón aumentaron cuatro décimas en el mes de octubre. Este aumento se debe a la terminación de las rebajas de verano y el inicio de la nueva temporada de otoño-invierno, junto con el inicio del nuevo curso escolar, lo que tiene su reflejo en unos aumentos mensuales de precios del 10,4% en vestido y calzado, 2,8% en enseñanza y 0,5% en menaje.
En sentido contrario, la reducción de los precios internacionales del petróleo, alimentos y otras materias primas se traduce en caídas mensuales de precios del 2,4% en transporte y 0,3% en vivienda, mientras que los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas no varían en octubre. Análogamente, el fin de la temporada estival se refleja en las caídas mensuales de ocho décimas en los precios de la hostelería y siete décimas en ocio y cultura.
En términos interanuales, las fuerzas que continúan empujando la inflación siguen siendo los combustibles, los alimentos y la hostelería, aunque en los tres casos continúa la tendencia a la desaceleración. Así, las tasas anuales de inflación de transporte (4,1%), vivienda (7,9%) o alimentación (4,9%) siguen siendo elevadas pero se recortan entre dos y tres puntos respecto a las observadas un mes antes. También la hostelería recorta un punto su tasa anual para quedar en el 5,1% en octubre.
La inflación subyacente en Aragón, que es aquella que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos, experimentaba un significativo descenso de siete décimas en Aragón en octubre y se situaba en el 3,1%, dos décimas por encima de la media nacional (2,9%) que también se reducía en cinco décimas respecto al mes anterior.
Por provincias, Zaragoza muestra en octubre la mayor tasa de inflación anual (4,0%), seguida de Teruel (3,8%) y de Huesca (3,5%).
El principal responsable de esta fuerte desaceleración en la inflación no es otro que la intensa reducción de los precios internacionales de las materias primas, tanto petróleo y alimentos como metales y otras materias primas industriales. Estas bajadas vienen impulsadas en especial por el cambio de perspectivas respecto de la evolución de la economía mundial, donde ya se está descontando el escenario de una crisis económica generalizada, lo que anticipa una disminución en la demanda mundial de materias primas. Así, según el Indice The Economist, los precios de las materias primas han caído en octubre un 17,3% anual, descomponiéndose esta caída en un 4,4% para los alimentos y un 30,7% para las materias primas industriales. Respecto al mes anterior, las caídas de precios son del 21,5% para el conjunto de materias primas, resultado de unas contracciones del 19,9% para los precios de los alimentos y 23,7% en las materias primas industriales.
La incógnita en estos momentos es si esta corrección en los precios de las materias primas va a continuar, se va a estabilizar o bien va a cambiar de tendencia e iniciar un nuevo ciclo alcista. Para algunos analistas, la situación responde al ¿pinchazo¿ de una ¿burbuja¿ especulativa en dichos precios, con origen fundamentalmente en los mercados de futuros y derivados financieros. En este proceso de ajuste de precios los mercados han podido experimentar una sobre-reacción, dado el contexto de marcada inestabilidad y las perspectivas de recesión generalizada en las economías desarrolladas. Si estuviéramos realmente ante una sobre-reacción, no habría que descartar que los precios sufrieran posteriormente nuevas subidas hasta alcanzar su nivel de equilibrio.
Las mencionadas perspectivas de recesión económica (o, en el mejor de los casos, débil ritmo de actividad) en las economías avanzadas, junto con las expectativas de desaceleración en las economías emergentes, hacen suponer que en los próximos meses continuaremos disfrutando de unos precios favorables de las materias primas, en particular del petróleo, lo que unido a la debilidad de la demanda interna debería permitir que la inflación siga dibujando un perfil de moderación hacia tasas más contenidas, lo que a su vez continuará ampliando el margen de maniobra de los bancos centrales para tratar de estimular la actividad mediante nuevas rebajas en los tipos de interés.