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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Medio Ambiente

Con la excepción del incendio de Luna, la campaña estival de incendios forestales se desarrolló con normalidad

Se registraron 316 siniestros, de ellos el 78 % fueron sólo conatos, lo que refleja la eficacia del dispositivo de extinción especializado en la detección y actuación precoz.

Con la salvedad del gran incendio forestal que se originó los primeros días de julio en el término municipal de Luna, la campaña estival de incendios de 2015 se ha desarrollado con absoluta normalidad. Ello, a pesar de que las condiciones meteorológicas han sido más extremas de lo habitual, según ha explicado el director general de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, José Ramón López Pardo. “Julio ha sido uno de los meses más cálidos desde que se tienen registros”, ha señalado.

JS Carlos Cacho-incendio Luna

Director general Gestión Forestal-mejora extinción

La campaña empezó a partir de una primavera muy lluviosa que acabó extremadamente seca y que dio lugar a un verano seco y muy cálido cuyo preludio fue una excepcional ola de calor en mayo, con récords históricos de temperatura máxima. Después hubo varias olas de calor persistentes que se acumularon durante casi cuatro semanas seguidas y en las que en el aeropuerto de Zaragoza se registró asimismo el récord de temperatura máxima absoluta.

Al final, la temporada se ha saldado con 316 siniestros, de los que el 78% (una de las tasas más altas de España) fueron conatos, es decir, no llegaron a provocar daños ni en una hectárea de superficie forestal. Para López Pardo, esto es una muestra de la alta eficiencia en la detección de los incendios y de la rapidez en la extinción de los mismos. “Teniendo en cuenta las características de nuestro territorio, se trata de un dato realmente positivo”, ha valorado el director general.

De esos 316 siniestros, 114 se han producido en Huesca, 128 en Zaragoza y 74 en Teruel. Debido a la acentuada sequedad de la primavera, mayo y junio han superado a marzo en número de incendios, cuando lo habitual es que este último mes sea el que registre mayor número de incidentes. No obstante, el mes de mayor siniestralidad ha sido julio. Todo ello ha convertido 2015 un año “atípico”, según los técnicos del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad.

En este sentido, cabe señalar que, aun habiendo tenido lugar uno de los incendios más graves que se recuerdan, el de Luna, la campaña de 2015 ha sido, tras la de 2013, la segunda mejor de los últimos 10 años por número de incendios.

En cuanto a superficie afectada, se han quemado algo más de 9000 hectáreas de superficie forestal, el doble de la media anual histórica que es de 4.600. Por ello, 2015 ha sido el segundo peor año de los últimos 20, debido, evidentemente, al incendio de la población cincovillesa, que ha supuesto el 93% de la superficie damnificada y ha sido el mayor de España esta temporada.

Este año, sólo otros dos incendios han calcinado más de 50 hectáreas forestales (Alcolea de Cinca, con 233 hectáreas forestales afectadas, y Almudévar, con 100).

La prevención como objetivo

De acuerdo con el director general de Gestión Forestal, la prevención es la actividad más importante que se puede realizar en materia de incendios forestales. En este sentido, el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad ha podido consolidar el empleo de dos índices de gran importancia: el de riesgo por uso del fuego para quemas agrícolas y el de prealerta por riesgo de incendio. Este último se ha mostrado indispensable para la planificación de las respuestas ante avisos de siniestro. “La colaboración de los medios de comunicación, las administraciones locales y los diferentes agentes del sector ha sido determinante, pero todavía podemos mejorar la comunicación y la divulgación de estas alertas”, ha recalcado López Pardo.

Por otro lado, el Gobierno de Aragón ha continuado con los trabajos silvícolas de eliminación de materias combustibles, ha construido nuevas infraestructuras para la extinción (mejoras en helipuertos), ha editado boletines de alerta y difusión de riesgos y ha conseguido notables avances en el análisis y evaluación de estos últimos. Como consecuencia de ello en la próxima campaña se revisarán las zonas de alto riesgo y se impulsará la planificación preventiva mediante la redacción planes de defensa frente a incendios forestales.

En materia de extinción, en 2015 se ha mantenido los mismos medios de la Administración autonómica de los últimos años, así como los prestados por otras administraciones (locales, MAGRAMA, UME). Más de 1250 personas han participado en los diferentes dispositivos gestionados directamente por el Gobierno de Aragón.

La principal novedad en este sentido ha sido la modificación del sistema de formación para los profesionales, que se ha sustanciado en un plan integral de formación diseñado de acuerdo con estándares nacionales e internacionales. Este plan se basa en itinerarios adaptados al puesto de trabajo y al profesional a formar. Con los Agentes para la Protección de la Naturaleza, por su parte, se ha continuado con la formación para la implantación de la figura de jefe de sector, figura especializada de mando intermedio por la que se apuesta desde la Dirección General en el contexto de los Sistemas de Manejo de Emergencias.

El incendio de Luna

Sin duda, el hecho más relevante de la campaña y de los últimos años, al situarse como el segundo incendio forestal más grande de la historia de Aragón tras el incendio del Maestrazgo (Villarluengo, 1994: 18.072 ha). El incendio de Luna se originó el 4 de julio y fue provocado por la actividad de una cosechadora agrícola. Recorrió siete términos municipales y afectó a casi 14.000 hectáreas, algo más de la mitad de uso forestal.

Las condiciones meteorológicas resultaron determinantes en su propagación, con una ola de calor sahariana como marco, y en su extinción se emplearon ya en la primera hora de desarrollo cinco helicópteros, dos aviones anfibios, seis cuadrillas de extinción, bomberos, y varios técnicos. Sin embargo, el siniestro se encontraba fuera de capacidad de extinción desde su inicio y obligó a la evacuación de 4 poblaciones.

A lo largo de la noche y sobre todo durante la segunda jornada se incorporaron más medios, hasta computar el día 5 de julio 25 medios aéreos, 32 cuadrillas terrestres, 7 autobombas, bomberos de varias comunidades y la Unidad Militar de Emergencia, 3 BRIFs del MAGRAMA, etc; pero fue sobre todo el cambio en las condiciones meteorológicas el que permitió que los medios pudieran sujetar los flancos del incendio y que éste dejara de ganar superficie. En su desarrollo los técnicos estiman que se llegaron a alcanzar en algunos momentos los 5 km/h de avance y las 2000 ha/h de destrucción.

El incendio quedó finalmente en una afección a 13.889 ha totales, de las que 7.143 tenían uso forestal. De éstas, el 59 % (4.241) eran superficies arboladas. Desde la Dirección General de Gestión Forestal, con apoyo del Ministerio de Medio Ambiente, “ya se trabaja sobre la zona, con una inversión en 2015 de 500.000 € destinados a la contención y protección de la erosión, así como a la retirada de la madera quemada”, como ha recordado el jefe de servicio de Gestión de Incendios Forestales y Coordinación, Carlos Cacho.