Intervención del Presidente de Aragón Marcelino Iglesias en el acto conmemorativo del inicio del Año Jacobeo 2010 en Jaca
Altezas Reales, Don Felipe y Doña Letizia, Príncipes de Gerona:
Sean mis primeras palabras para celebrar vuestra presencia siempre valorada afectuosamente por los aragoneses.
Al considerar la idoneidad de Jaca para servir de marco, junto a Roncesvalles, para la apertura oficial del Año Compostelano, se está reconociendo tanto el legado cultural que Jaca atesora como su capacidad para impulsar su proyección hacia el futuro a través de la cultura. La historia y el presente de esta catedral, con su riqueza artística y monumental, es el mejor ejemplo de mis palabras.
Desde el Puerto de Palo en el valle de Echo, el Somport y el hospital de Santa Cristina, el Camino de Santiago fue en Aragón lugar de acogida e importante centro de difusión por la península de nuevas tendencias europeas, desde el rito romano hasta una nueva letra, la ¿carolina¿ con la cual escribimos hoy todavía. Por esta razón, nos sentimos puerta de entrada de caminantes y nos reconocemos en una cultura que se ha construido en el contacto con otras.
Una cultura que nos ha legado la huella de un rico patrimonio cercano a los ciudadanos del que hemos hecho punto de encuentro para la recuperación de la memoria colectiva y para la convivencia.
Conscientes de nuestro acervo cultural e histórico, esta celebración del Año Jacobeo nos brinda una magnífica ocasión para reafirmar el protagonismo de Aragón en la ruta hacia Santiago de Compostela, tanto en sus valores culturales como turísticos, y nos permite transmitir la imagen de lo que somos.
Somos encrucijada y lugar de encuentro, somos un espacio de diálogo para un mundo que necesita líneas de entendimiento y cooperación que Aragón puede y debe ayudar a construir. Somos una sociedad viva y abierta, orgullosa de su herencia, dispuesta a compartirla, y plenamente incorporada a las tendencias que definen el mundo contemporáneo.
Inmersos en imparables procesos de globalización, los aragoneses estamos preparados para trazar nuevos caminos compartidos de nuestra historia. Caminos que suponen fluidez y relación constante, apertura e intercambio, y el reconocimiento de la movilidad de nuestras sociedades.
Caminos que nos permitan proyectarnos al exterior con la ambición de mejorar cada día nuestra vida y lograr que otros puedan mejorar las suyas. Desde estas aspiraciones colectivas quiero expresar mis mejores deseos para el Año Santo Jacobeo 2010.