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Lambán reivindica la talla política de Willy Brandt como arquitecto de una Europa unida y progresista
Aragón evoca la figura de Brandt 25 años después de su muerte y 80 de su paso por España
El estadista alemán Willy Brandt (1913-1992) fue uno de los hombres decisivos en la construcción de Europa que, junto a otros grandes "gigantes de la política europea", logró levantar desde la paz y el progreso social, y hoy se le ha rendido un homenaje en Zaragoza. El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, ha asegurado que un socialista español debería pronunciar su nombre "de manera absolutamente reverencial". Entre otras cosas, por su papel decisivo en la construcción de Europa, desde la socialdemocracia, porque Brandt "representa la fórmula esenciada entre conciliación y valentía, entre grandeza y humildad, entre el poder y la moral". Es el caso de Brandt, que publicó una serie de escritos que ahora, gracias a la dos fundaciones (la que lleva su nombre y la Fundación Friedrich Ebert), se han reunido por primera vez en castellano en un libro editado por el Gobierno de Aragón y que se ha presentado en el acto de homenaje. Lambán ha alabado especialmente el profundo sentido europeísta de Willy Brnadt, que "aprendió de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial" para poner en pie la Unión Europea y que entendió que era "absolutamente imprescindible" construir un gran edificio político "para evitar guerras como la que había sufrido en sus carnes". Por eso, ante los riesgos e incertidumbres a los que se enfrenta ahora el proyecto europeo, la presencia de "hombres de su talla" y de otros, contemporáneos a él, "sería seguramente más necesaria que nunca", ha evocado el presidente aragonés. Fueron estos hombres, ha agregado, quienes propusieron un edificio político basado en la democracia representativa, en la economía social de mercado y en el estado de bienestar a través de grandes acuerdos. Y es que Lambán ha recordado que la UE o el estado del bienestar no fueron fundaciones de la socialdemocracia ni de la izquierda, sino "producto de grandes acuerdos entre liberales, socialdemócratas y demócrata-cristianos". Ese ejemplo sería "absolutamente providencial" para el presente de la UE, que, ha concluido Lambán, "no atraviesa por su mejor momento". El calendario nos ofrece una ocasión perfecta para recordar a Willy Brandt:
-80 aniversario de su presencia en España. Cuando desde el Gobierno de Aragón se está llevando a cabo una Ley de Memoria Democrática, recordar que hubo personas que vinieron a España para luchar o para narrar al mundo lo que ocurría, como en el caso de Willy Brandt, no podía pasar desapercibido.
Lambán-WB símbolo de Europa
Lambán-reverencia ante la figura de Willy Brandt
-25 aniversario de su muerte. Cuando desde hace décadas se habla de la crisis de la socialdemocracia europea, de la necesidad de respuestas ante los desafíos que vive el proyecto europeo y la desafección hacia la democracia, el aniversario de su muerte, ocurrida no mucho tiempo después de contemplar con lágrimas en los ojos la caída del muro de Berlín, tampoco debía de pasar inadvertido.
Hacer este homenaje en la sede del Colegio de Abogados, lugar que acogió a las primeras Cortes aragonesas, recuerda el sentido de la justicia que penetraba el pensamiento y las acciones de Willy Brandt. Estando ya enfermo en Unkel, escribía a la Internacional Socialista, reunida en Berlín, poco antes de morir: “Cualquier desgracia que sufran los seres humanos, sea donde sea, nos afecta a todos nosotros. No lo olvidéis, quien tolera la injusticia durante mucho tiempo fomenta la injusticia”. Este acto se ha planteado realizarlo en este momento porque la onomástica adquiere pleno sentido en un momento en el que el Gobierno de Aragón ha ultimado un texto legal sobre Memoria Democrática que está a punto de remitirse a las Cortes, y porque el cuestionamiento al que se está sometiendo a la Democracia desde diversos frentes, requiere de la puesta en valor de referentes sólidos en los que actualizar los valores y principios democráticos. Sin duda, Willy Brandt es uno de ellos. Qué representa Brandt En retrospectiva, WB representa la fórmula esenciada entre conciliación y valentía, entre grandeza y humildad, entre el poder y la moral. Una fórmula compuesta no sólo de carisma y visión histórica, sino también de esfuerzos y decisiones complejas tomadas en momentos cruciales para Alemania, para Europa y para el mundo entero. Y compuesta de riesgo. Willy Brandt surge como una figura esencial para cualquier agente político de la contemporaneidad. Y no lo hace por ser una figura monolítica, granítica, pétrea, sino más bien lo contrario, lo hace a partir de las dudas, de las tensiones y las disyuntivas. Brandt fue un líder ... - decidido pero al mismo tiempo moderado.
-un luchador del pensamiento que creía en la conciliación
-un idealista que nunca perdió su sentido del realismo político y que, incluso en los momentos de vacilación, fue un hombre que podía tomar decisiones firmes en momentos trascendentales. Contribución histórica La contribución histórica de WB abarca múltiples períodos de su dilatada carrera política: a) Durante la Guerra trabajó resistiendo a la Alemania de Hitler desde el exilio en Noruega y Suecia, e ilegalmente desde Berlín.
b) Como Alcalde de Berlín Oeste (1957-1966), resistió las presiones soviéticas y dirigió la ciudad en uno de sus momentos más difíciles, la construcción del muro en 1961.
c) Como Canciller (1969-1974), logró la histórica reconciliación con los vecinos de Alemania del Este que hizo posible la detente europea. Eso sin duda fue la mayor contribución de Brandt a la historia alemana, algo que le otorgó merecidamente el Nobel de la Paz en 1971.
d) Como líder político, usó su autoridad moral para encaminar y acompañar a la inquieta y contestataria joven generación de alemanes de los años sesenta, hacia la política democrática.
e) Como respetado estadista maduro, llevó su conciencia por la justicia social hacia los problemas del Tercer Mundo.
f) Finalmente, cuando tuvo lugar la reunificación alemana, en 1989-90, disfrutó de un renacimiento como verdadero padre de la unidad alemana y como portavoz de su conciencia, coronando de ese modo una larga carrera política. Los historiadores del siglo XX pasan inequívocamente por Brandt, por su contribución al deshielo político de la Guerra Fría, y también por su contribución al Estado de Bienestar y al avance de la igualdad y la cohesión social en Europa. Desde su convicción moral, construyó un legado de paz, libertad y democracia, que ha posibilitado la idea de Europa hoy, pese a las amenazas y las incertidumbres. La ostpolitik: La Política “grande” Ese legado tiene, sobre todo, un nombre: Ostpolitik. Brandt rompió moldes con su política de apertura a los países del Este, primero como Ministro de Asuntos Exteriores de la Alemania Federal, y luego como Canciller. El mayor símbolo de ese cambio de actitud es el impactante gesto de la genuflexión de Varsovia, realizado espontáneamente ante el monumento a las víctimas del guetto de esa ciudad durante la Guerra. Brandt llegó a la Ostpolitik desde un doble impulso: desde un impulso moral para tratar de expiar los crímenes de Alemania contra sus vecinos orientales, y desde una evaluación realista del callejón sin salida en el que se encontraba la política alemana. Brandt y sus colegas percibieron que sólo desarrollando contactos y penetrando en el sistema comunista podrían llevarse a cabo los cambios que podrían mejorar los costes humanos de la división de Europa y, gradualmente, crear las condiciones en las que se pudiera dar su superación. Pero la Ostpolitik no estaba diseñada desde el todo o nada, desde un enfoque global o total, sino como un recorrido que requería de pequeños pasos que permitieran desbloquear nudos de desconfianza, a mitad de camino entre lo práctico y lo simbólico. En ese sentido, el análisis histórico permite subrayar la contingencia de las encrucijadas en las que los protagonistas actuaron. Su acción cobra pleno sentido desde esa contextualización. Medio siglo después, nuestra mirada sobre aquel proceso complejo y milagroso sigue contemplando el modo en que la acción y la estela de Brandt generó un cambio en el marco de oportunidades para los diferentes actores implicados, para sociedades enteras. Brandt ofrece asideros de indudable valor para desbloquear conflictos enquistados, para encontrar vías de comunicación y encuentro, para establecer puentes y unir a la gente con la intención de alentar a los pueblos a cooperar en pos de valores que son fuente de progreso colectivo, como la paz y la libertad, allí donde el discurso dominante es el de la confrontación. Brand y la guerra civil El paso de WB por la Guerra de España, siendo breve, dejó una profunda huella en su evolución política, e incluso en los argumentos utilizados posteriormente para cuestionar su legitimidad como representante demócrata. Le acusaron de haber sido un “combatiente rojo frentepopulista”, un colaborador de comunistas, un agente de la Comintern; por otro lado, representantes de la Internacional Comunista le habían acusado ya mucho antes de haber sido un “socialfascista”, un “agente de Franco” y “espía de la Gestapo”. Su estancia en España determinó su devenir político, y de alguna forma también la cultura y el estilo políticos de la RFA en los años cincuenta y sesenta.
Durante su estancia en España, Brandt escribió informes y reportajes para periódicos laborales y sindicales escandinavos y vivió el epicentro de la batalla dentro de la izquierda política durante la guerra, cristalizada en los sucesos de mayo de 1937 de Barcelona. Brandt en principio simpatizaba con el POUM, partido que dio acomodo al ímpetu solidario de los militantes extranjeros que llegaban para combatir en la Guerra de España, como Georges Orwell, al que conoció en la ciudad Condal, si bien poco a poco fue variando, en un contexto extremadamente complejo como el que vivía España en aquellos momentos. Así, aunque sus simpatías estaban con el POUM, ideológicamente se alineaba con el PCE y con la necesidad de salvar la disciplina para ganar la guerra: criticaba al POUM y su negativa a establecer una política unitaria… pero también criticó a los comunistas estalinistas y su acción represiva contra otras fuerzas de la izquierda. Cuando Brandt dejó España, a finales de junio de 1937, estaba profundamente desilusionado por lo que había visto y vivido. Desde Noruega siguió apoyando al pueblo español, como secretario de la Ayuda de Noruega a España, que más tarde, en 1939, se llamaría Ayuda Popular. En el fondo, seguía convencido de la necesidad de un frente popular. No obstante, confirmó en su interior una firme oposición hacia cualquier forma de dominación totalitaria, y una enorme sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno.