Patrimonio Cultural
La llegada de los cascos celtíberos recuperados abre la puerta a una vasta exposición sobre el patrimonio y la civilización
El director general de Bellas Artes, Román Fernández-Baca, ha destacado la importancia de la colaboración conjunta entre instituciones que ha permitido la recuperación de las obras y su incorporación a las colecciones del Estado
El Museo de Zaragoza reorganizará en las próximas semanas, una vez terminadas las obras en el patio y la entrada, su espacio expositivo para acoger los siete cascos celtíberos que el Ministerio de Cultura recibió la pasada semana procedentes del yacimiento de Aratis en Aranda de Moncayo y que se exponían en el Museo de Mougins (Francia). El propietario del museo francés, Christian Levett, decidió donarlos tras constatar que provenían de un expolio acreditado judicialmente y, hoy, se han depositado oficialmente en la capital aragonesa.
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Durante el acto de depósito, que ha tenido lugar esta mañana y que ha contado con la presencia del director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Román Fernández-Baca, el Presidente de Aragón, Javier Lambán, ha anunciado que la recuperación de estas piezas evidencia la exuberancia y riqueza de una civilización floreciente y culta de un patrimonio anterior a la época romana, de la que Aragón posee un rico patrimonio y que será objeto de una magna exposición, dentro de tres o cuatro años, para poner, precisamente en escena y en valor los numerosos vestigios.
Lambán ha puesto en valor el trabajo que han llevado a cabo tanto los técnicos del Gobierno de Aragón como del Ministerio para recuperar una parte del patrimonio expoliado en la Comunidad Autónoma. Ha querido destacar también la excelente relación e intensa colaboración institucional que han mantenido los técnicos de Patrimonio de ambas instituciones como la única forma de avanzar en la recuperación del patrimonio expoliado. Por ello, ha anunciado la organización de un seminario internacional sobre arte y patrimonio expoliado, donde se pongan en común las prácticas existentes en esta materia y que en el caso de los cascos la considera un precedente para futuras actuaciones, como resultado de una óptima coordinación entre instituciones y técnicos.
Lambán ha recalcado esta labor y ha insistido en que el retorno de estos cascos se suma a la sentencia conocida esta misma semana y que ordena la inmediata devolución de los 111 bienes de las parroquias de la Diócesis de Barbastro-Monzón, que se encuentran en el Museo de Lérida, justo el día en que se cumplían dos años del retorno de las 44 piezas de Sijena que también se encontraban allí.
Se pone así de manifiesto el trabajo que la Dirección General de Patrimonio Cultural lleva a cabo no solo para preservar el importante legado histórico artístico de la Comunidad Autónoma sino para tratar de devolver a su origen todas aquellas piezas que en un momento determinado y por diversas circunstancias abandonaron el territorio aragonés.
En este sentido, el presidente también se ha referido a las más de mil piezas arqueológicas procedentes de Sos del Rey Católico que un particular depositó en el Museo de Navarra y que volverán próximamente a la Comunidad, gracias al diálogo y al comienzo de las negociaciones que ya se han producido con el Gobierno de la Comunidad vecina y que busca una “reorganización de colecciones”, ya que hay piezas de una comunidad y otra ubicadas fuera de sus límites. Se trata, según el presidente, de pequeñas piezas arqueológicas de la época romana, aunque no ha querido avanzar más para facilitar las negociaciones en marcha.
Por su parte, el director general de Bellas Artes ha destacado la importancia de la colaboración conjunta entre instituciones (administraciones, justicia, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y sociedad civil), que ha permitido la recuperación de las obras y su incorporación a las colecciones del Estado. "En la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, solo la suma de esfuerzos de todos es la garantía de éxito", ha añadido Fernández-Baca, quien ha calificado de gesto "unesco" esta actuación.
La incorporación de estos siete cascos supone un enriquecimiento patrimonial inestimable para el Museo de Zaragoza y para Aragón, ya que el espacio, de titularidad estatal y gestión autonómica, ve incrementada su colección con unas piezas excepcionales que sirven como instrumento para explicar la sociedad celtíbera, muy militarizada a partir de finales del siglo IV a. C. A su vez, son una muestra singular de los gustos estéticos y la tecnología desarrollada por ese pueblo prerromano. De esta manera se completa con piezas excelentes la rica colección de arqueología celtibérica que posee el museo.
Entre otras autoridades han acompañado a Fernández-Baca y Lambán el presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada, y diputados de distintas formaciones políticas como Enrique Pueyo y Beatriz Sánchez (PSOE), Javier Campoy (PP) e Itxaso Cabrera (Podemos); la delegada del Gobierno en Aragón, Carmen Sánchez; el presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero; el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Felipe Faci; el alcalde de Aranda de Moncayo, José Javier Jordán; así como el Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, Jose Antonio Mingoranze, el Teniente Juan José Águila y la Guardia Carmen de Castro por parte de la UCO de la Guardia Civil y por parte del Seprona, el Capitán Javier Rodrigo y los Tenientes Jesús Calvo y Jose Antonio Gila. A ellos se han sumado también investigadores y arqueólogos, en un acto que ha cerrado el director del Museo de Zaragoza, Isidro Aguilera. Siguientes pasos
Durante estos próximos días, el Museo va a proceder a analizar las piezas, ya que los cascos han sido objeto de varias intervenciones dirigidas a recuperar su posible aspecto original y de las que no se tiene documentación. Por ello, se va a llevar a cabo un estudio técnico para comprobar su verdadero estado de conservación, que incluirá radiografías para detectar soldaduras ocultas u otras intervenciones y diversos análisis para conocer, entre otros aspectos técnicos, la técnica de fabricación de cada una de las partes.
Una vez analizados y estudiados, los cascos se instalarán en una vitrina debidamente documentada con grafismos y textos ilustrativos de su función, significado y contexto histórico arqueológico. Y, posteriormente y tras la reorganización del discurso expositivo que se va a llevar a cabo, quedarán integrados en la exposición permanente de la sección de arqueología del Museo de Zaragoza. Un proyecto en el que se está trabajando y que supone una renovación total de los contenidos de esta importante parte del museo que ocupa toda la planta baja del mismo y que podrá estar lista hacia primavera.
La labor del Gobierno de Aragón en la recuperación de los cascos ha sido trascendental. Su trabajo en este caso se remonta a hace casi una década, cuando técnicos de la dirección general de Patrimonio Cultural tuvieron conocimiento de que un lote que podía proceder del yacimiento de Aranda de Moncayo iba a ser subastado, y comenzaron a recabar información, una misión que desembocaría en la creación de un grupo de trabajo para investigar este asunto. Tras la detención de los dos acusados, fueron trabajadores del Gobierno de Aragón los encargados de hacer la primera evaluación de los materiales incautados, visitaron el yacimiento junto a uno de los acusados y la Guardia Civil y, posteriormente, el juzgado encargado de esta operación les encargó una pericial para determinar la importancia del yacimiento de la antigua ciudad de Aratis, así como determinar los daños que hubieran podido sufrir. Los técnicos se encargaron por un lado de estudiar los daños producidos en el yacimiento –en el que se llegaron a extraer tierras tierras con medios mecánicos- y del estudio, catalogación, documentación, inventario y tasación de los materiales incautados. Para el informe pericial se diseñó una base de datos para interrelacionar todas las piezas, un proceso muy complejo por su diversidad.
Durante el juicio, los técnicos de Patrimonio aragoneses entablaron contacto con Ricardo González Villaescusa, catedrático de arqueología de la Universidad de Niza y representante del propietario de varios cascos hispanocalcídicos expuestos en el Museo de Mougins, Christian Levett. Dicho representante transmitió el interés del propietario porque estos cascos volviesen a su zona de origen, abriéndose de este modo un canal de comunicación que ha pervivido hasta el retorno de las piezas, la semana pasada, a territorio aragonés. Además, Levett se ha ofrecido a colaborar y a ayudar económicamente para seguir excavando el yacimiento y poder avanzar en su investigación Procedencia de las piezas
Los siete cascos hispano-calcídicos recuperados proceden de una ciudad llamada Aratis, ubicada en la Comarca del Río Aranda y que fue erigida en la Edad del Hierro, entre los años 4.000 y 800 antes de Cristo y posteriormente destruida por el ejército de Roma entre los años 74 a 72 antes de Cristo, a la par que la ciudad de Numancia, con motivo de las guerras sertorianas. Esa ciudad se asentaba sobre un cerro llamado Cerro de Castejón, en la localidad de Aranda del Moncayo, perteneciente a la provincia de Zaragoza. Aledaña a esa antigua ciudad de Aratis se encontraba su necrópolis.
Desde finales de los años 80 y principios de los 90, el yacimiento fue sistemáticamente expoliado hasta obtener una extraordinaria colección de piezas metálicas correspondiente a la Edad del Hierro. Una labor que solo se interrumpió con la detención de los autores del expolio en el año 2013.
Entre las piezas procedentes del yacimiento destacan restos y fragmentos de 18 cascos de factura hispano-calcídica, que fueron exportados ilegalmente al extranjero.
A partir de ese momento, dos de los cascos fueron vendidos en Londres, otro apareció en venta en Hong Kong y el resto inició un periplo que comenzó cuando fueron ofrecidos en venta al Museo de Mainz (Alemania), que desestimó su compra, poniéndolo en conocimiento de Interpol. No obstante, el magnate alemán Alex Guttmann, considerado el mayor coleccionista privado de armas antiguas del mundo, se hizo con ellos y los incorporó a su colección, donde se mantuvieron hasta su muerte en 2001, tras la cual sus herederos vendieron o intentaron vender las piezas. A principios de 2008, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura tuvo conocimiento de la venta en pública subasta de dos de los cascos de bronce, lo que les llevó a cursar una petición a la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional para que se iniciasen las acciones judiciales pertinentes con el fin de lograr la devolución de los cascos.
Posteriormente, por impulso de la Fiscalía especializada de Patrimonio Histórico, la Sección de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa y el Seprona de la Guardia Civil iniciaron sus investigaciones desarrollando las operaciones Helmet I y Helmet II, que dieron como resultado la detención de un primer autor de los expolios y la localización de más de 6.000 piezas procedentes del yacimiento y, posteriormente, de otro hombre que se encontraba en posesión de otros 2.500 restos.
El 16 de julio de 2018 la Audiencia Provincial de Zaragoza dictó sentencia condenatoria contra los dos acusados en el proceso por un delito continuado de blanqueo de capitales y a uno de ellos, además, por un delito continuado de daños materiales intencionados sobre yacimiento arqueológico en concurso con un delito continuado de hurto. A las penas de cárcel se sumaban además las condenas de multa de 108.000 euros para uno de los acusados y de 120.000 más otra de 6.480, para el otro. Este último deberá indemnizar al Estado Español y a la Comunidad Autónoma de Aragón, según la sentencia, con la cantidad de 106.825 euros.
La sentencia decretaba que se decomisaran, entregaran y adjudicaran al Estado Español y a la Comunidad Autónoma de Aragón todos los bienes arqueológicos intervenidos a los acusados, aunque los absolvía del delito de contrabando al considerarlo prescrito.
La defensa de los dos acusados interpuso inmediatamente un recurso de casación y el caso se remitió al Tribunal Supremo en noviembre de 2018, el cual todavía no se ha resuelto y, por lo tanto, la sentencia de la Audiencia Provincial no es firme. Los siete cascos del Museo Mouguins
En septiembre de 2018 el recién nombrado nuevo embajador de España ante la UNESCO, D. Juan Andrés Perelló, comunicó a la Subdirección General de Patrimonio Histórico que un conocido suyo, el profesor Ricardo González Villaescusa, colaboraba habitualmente con el Museo de Mougins, donde se exhibían siete de los cascos procedentes de Aranda de Moncayo después de que fueran adquiridos en las subastas de los años 2008 y 2009 por el millonario inglés Christian Levett, quien era el fundador y propietario del Museo.
Tras conocer la sentencia relativa al expolio, Levett no quiso comprometer su reputación ni la del museo con piezas procedentes de un expolio acreditado judicialmente e inició las gestiones para facilitar el retorno de los cascos a España. Tras las conversaciones mantenidas con técnicos del Ministerio de Cultura y el trabajo desarrollado por los técnicos del Gobierno de Aragón, las piezas llegaron al Museo de Zaragoza el pasado viernes.