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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Patrimonio Cultural

El Museo Pedagógico de Aragón conmemora los cien años de la primera carta de Ramón Acín a Conchita Monrás

El Museo Pedagógico de Aragón celebra este sábado día 8 de diciembre el centenario de la primera carta que Ramón Acín (1888-1936) envió a quien se convertiría en su compañera de vida, Conchita Monrás, en este caso, con motivo de su santo. Esta postal es también la primera evidencia de su relación y el Museo celebra la efeméride con varias acciones. Por un lado, el zaragozano Emilio Casanova, conocedor de Ramón Acín y a quien dedicó una película de animación con motivo de su primera exposición antológica de 1988, va a “animar” la postal y utilizará esa animación en su documental “Tizas en los bolsillos. Ramón Acín, el hombre incorregiblemente bueno”.

La postal dibujada por Ramón Acín dice: «La señorita Luna, leyendo el mensaje donde el maestro Granados, desde el cielo, (los buenos artistas están en el cielo después de muertos) felicita a su fiel intérprete Conchita Monrás. Felicítale, también desde la tierra y le felicitará luego de muerto desde el infierno (a los malos artistas nos aguarda el infierno) su buen amigo Ramón Acín».

Por otro lado, el Museo Pedagógico ha reeditado el artículo que su director, Víctor Juan, publicó en el número 120 de la revista cultural Turia (diciembre de 2016) sobre la correspondencia entre Ramón Acín y Conchita Monrás. Lo ha hecho en forma de un libro que formará parte de la colección Publicaciones Digitales del Museo Pedagógico de Aragón y estará a disposición del público en la web del Museo a partir del sábado (http://www.museopedagogicodearagon.com/publicacionesdigitales.php).

Como recuerda Víctor Juan en ese texto: “La correspondencia entre Ramón y Conchita —cartas, bocetos, dibujos, papelitos no siempre fechados ni fáciles de ordenar— es un poema de amor sostenido durante dieciocho años. Ramón y Conchita tejieron un universo de complicidad y ternura, un mundo propio hecho con palabras. Y esas mismas palabras se convirtieron en trinchera contra la tristeza, en fábrica de sueños, en abrazos de cuerpo entero, en terreno de reconciliación, en lugar para el recuerdo, en bálsamo de la ausencia, en remedio contra las pequeñas y las grandes heridas que, a veces, provoca vivir”.