Patrimonio Cultural
La restauración del retablo del Monasterio de las Canonesas de Zaragoza finalizará en mayo
El consejero Felipe Faci ha visitado el cenobio para ver el progreso de los trabajos en el único retablo de Jaume Serra conservado entero e in situ
El Gobierno de Aragón ha invertido cerca de 200.000 euros en el monasterio en los dos últimos años
El Departamento de Educación está trabajando en la creación de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro
El consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, acompañado de la directora general de Patrimonio Cultural, Marisancho Menjón, ha visitado esta semana el Monasterio de las Canonesas, en Zaragoza, donde el Ejecutivo está restaurando el retablo de los santos Julián y Lucía, de Jaume Serra. Está previsto que los trabajos, por un importe de cerca de 75.000 euros, finalicen en mayo, tras cinco meses de ejecución.
Felipe Faci ha destacado la necesidad de intervenir en “este magnífico ejemplo” de patrimonio cultural aragonés, ya que se trata del único retablo de Jaume Serra conservado “entero e in situ”.
Los profesionales, supervisados por técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, están aplicando los tratamientos de limpieza, consolidación, reintegración puntual y protección requeridos tanto por el soporte de madera como por el estrato pictórico y los dorados. Además, se está fabricando una nueva estructura para su montaje definitivo en la misma sala de los antiguos dormitorios, donde se está realizando la restauración.
Este montaje definitivo de la totalidad del retablo, que ahora se expone de manera separada (cuerpo, predela y guardapolvo), permitirá volver a contemplarlo en toda su integridad y esplendor tras esta necesaria intervención, cuyos detalles se plasmarán en una memoria final de los trabajos realizados, donde se incluirá un plan de mantenimiento y conservación.
Para la ejecución de la restauración, se ha procedido previamente a la instalación de los medios auxiliares necesarios y de un área destinada a taller y almacenaje, así como a la realización de los estudios y análisis previos contemplados en el proyecto.
Se trata de un retablo ejecutado en madera tallada, dorada y policromada con trece escenas dedicadas a la vida de san Julián y santa Lucía y a la Pasión de Jesucristo, que se encontraba originalmente situado en una capilla del claustro bajo, aunque actualmente se encuentra en los dormitorios. Su ejecución fue promovida en 1384 por don Sancho de la Foz y su hermana doña Oria Sánchez de la Foz y, según las numerosas investigaciones y publicaciones sobre el mismo, fue realizado por el taller de los hermanos Serra. Un taller barcelonés del que salieron otras importantes obras de estilo italogótico conservadas tanto en el propio monasterio como en otros lugares, por ejemplo, el Museo de Zaragoza. La pieza objeto de la restauración, de Jaume Serra, es el único retablo conservado entero e in situ de este destacado autor gótico.
El hecho de que este retablo de interesante iconografía, magnífica ejecución técnica y gran belleza esté documentado y que además se conserve completo en el edificio para el que fue encargado desde el siglo XIV lo convierte en una obra excepcional del arte gótico aragonés e hispánico. A pesar de que las escenas estaban muy oscuras porque estaban cubiertas de capas de barniz oxidado, el retablo gozaba de muy buen estado de conservación, destacando la policromía, los dorados y la madera del soporte.
La inversión de 75.000 euros en este insigne retablo viene a sumarse a los 125.170 euros que el Gobierno de Aragón ha destinado en los últimos dos años a las obras de restauración de cubiertas en el antiguo dormitorio, los andadores derecho e izquierdo del monasterio, adecuación de la sacristía y los trabajos de limpieza y restauración de dos lienzos del retablo de la Virgen de los Dolores en la iglesia de San Nicolás de Bari, así como la redacción del proyecto de restauración del retablo de los Santos Julián y Lucía.
Las próximas actuaciones pasarán por la recuperación del refectorio, cuya inversión rondará los 300.000 euros, así como otras inversiones destinadas a reforzar la estructura del claustro alto.
Fundación de las Canonesas
Asimismo, tal y como se comprometió el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, el Ejecutivo autonómico está ultimando la constitución de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro, que ayudará a conservar el rico patrimonio del recinto, perfectamente integrado en la vida del barrio en el que se ubica, y en la que participarían –además de las propias Canonesas– el Gobierno de Aragón, el Arzobispado y el Ayuntamiento de Zaragoza.
De hecho, el Departamento de Educación, Cultura y Deporte –además de contar con la partida económica necesaria– tiene prácticamente cerrados los estatutos que regularán el Patronato y funcionamiento de la futura Fundación, a expensas de que el Ayuntamiento de Zaragoza resuelva su incorporación a la misma, algo que el Ejecutivo aragonés confía en que ocurra antes de la finalización de esta legislatura.
De esta manera, se materializa el compromiso adquirido por el Gobierno de Aragón de apoyo a las Canonesas del Santo Sepulcro y que fue avanzado en la visita que el Presidente de Aragón realizó al Monasterio el pasado mes de febrero.
Monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza
El Monasterio de la Resurrección de Zaragoza pertenece a la Real Orden de Canonesas Regulares del Santo Sepulcro y fue declarado Monumento Histórico Artístico (hoy Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento) en 1893.
Este cenobio fue fundado en 1300 por doña Marquesa Gil de Rada y construido junto a la muralla romana de Zaragoza a lo largo del siglo XIV gracias al mecenazgo de fray Martín de Alpartir, canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud y tesorero del arzobispo de Zaragoza. Actualmente, una pequeña pero activa comunidad religiosa mantiene vivo el monasterio.
Aunque el conjunto experimentó algunas reformas, principalmente en los siglos XVI y XIX, constituye un magnífico ejemplo de arquitectura mudéjar que cuenta con un gran claustro de planta rectangular y dos alturas, en torno al cual se disponen una serie de dependencias destacadas como la capilla conventual, la sala capitular, el refectorio o el dormitorio, junto a otras más modestas destinadas a cubrir las necesidades diarias de la comunidad como las bodegas o la cocina, espacios que junto a un tramo de la muralla se han recuperado recientemente y se pueden visitar.
En la sala correspondiente a los antiguos dormitorios se custodian actualmente numerosos bienes muebles, entre los que destaca el magnífico retablo dedicado a los santos Julián y Lucía, cuya restauración acaba de comenzar por impulso de la Dirección General de Patrimonio Cultural.