title.site title.site

Viernes, 22 de noviembre de 2024

Museos

“Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago”, un nuevo Goya en el Museo de Zaragoza

Es la primera vez que esta obra se expone en un museo ya que hasta ahora siempre había permanecido en manos particulares. Se trata de un depósito procedente de la Colección Rosillo.

El Gobierno de Aragón ha incorporado a la colección permanente del Museo de Zaragoza la obra de Francisco de Goya y Lucientes “El apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar”. Se trata de un depósito particular procedente de la Colección Rosillo (Madrid). Es la primera vez que “El apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar” se expone en un museo. Hasta ahora ha permanecido siempre en manos particulares y sólo se ha mostrado al público con motivo de la muestra “Goya y el infante don Luis, el exilio y el reino” realizada este mismo año en el Palacio Real de Madrid. La obra, un óleo sobre lienzo de 107 x 80 centímetros en perfecto estado de conservación, es un buen ejemplo de la pintura religiosa ejecutada por Goya hacia 1775. De extraordinaria factura y gran formato, pertenece al inicio de una etapa significativa del autor, que transcurre entre Madrid y Aragón (1775-1808) y de la que el Museo dispone de otras dos obras relevantes: el retrato de Luis María de Borbón y Vallabriga (1783) y un motivo social, la Escena de Escuela (1780-1785). Este nuevo cuadro se suma a los fondos de Goya que exhibe actualmente el Museo de Zaragoza (29 óleos, 1 dibujo, 1 escrito autógrafo y dos centenares de estampas), a través de los que se traza el recorrido vital y artístico del genio de Fuendetodos desde su etapa de Formación académica hasta el Goya pintor de retratos. Además completa la visión religiosa del Goya de esta época. ESTUDIO HISTÓRICO Y ARTÍSTICO La temática que representa esta obra es uno de los episodios más conocidos de la iconografía mariana acaecido, según la tradición, el año 40 d. C: Santiago el Mayor y sus discípulos se hallaban en la ciudad de Cesaraugusta cuando escucharon voces de ángeles que cantaban “Ave María gratia plena”, anunciando así la aparición de la Virgen sobre un pedestal de jaspe e instando con ello al apóstol a su predicación por España y a la construcción de un templo en el lugar de los hechos. La pintura desarrolla una composición que sigue un esquema triangular, presentando a Santiago con un canon de grandes dimensiones en un primer plano arrodillado ante la Virgen. Porta un báculo en su mano derecha y en su hombro izquierdo muestra las veneras o conchas de peregrino. El eje de la representación queda marcado por la Virgen del Pilar sobre pedestal, rodeada de una gran aureola que ilumina la escena. A ambos lados, dos grupos con cinco apóstoles a los que habría que sumar un desconocido personaje situado a la izquierda, de menor edad que el resto y ataviado con indumentaria propia del siglo XVIII y que podría pertenecer a un autorretrato del propio pintor. El colorido a base de tonalidades más vivas y luminosas recuerda a la gama cromática utilizada por Goya para uno de los altares de la iglesia de San Francisco El Grande: La predicación de San Bernardino de Siena (1781-1783). También se aprecia relación entre los dos ancianos barbados con túnica blanca y los apóstoles representados por Goya en la cúpula de Regina Martirium en la Basílica del Pilar de Zaragoza, realizados unos años después, en 1780-81. La obra no se encuentra firmada y no existen datos documentales que precisen la fecha exacta de ejecución. Sin embargo por las características técnicas y estilísticas, muy posiblemente estaría relacionada con uno de sus viajes a Zaragoza, para la realización de los frescos de las bóvedas de la Basílica del Pilar de Zaragoza. Concretamente Goya pintó la Adoración del nombre de Dios por los ángeles o La Gloria, bóveda del Coreto de la basílica del Pilar de Zaragoza, en 1772 y el fresco Regina Martirum entre los años 1780-81. Esta pintura, a caballo entre ambas, estaría realizada como encargo para alguna capilla u oratorio, vinculado a la ciudad de Zaragoza. La técnica más depurada de su composición, el cromatismo y la solución para los personajes, nos acercan a las producciones de sus cartones para la Real Fábrica de tapices, que comenzó a ejecutar hacia 1775. El tratamiento de las expresiones que dota a los personajes de temor y aturdimiento por la escena vivida, nos apuntan a un Goya más maduro. En julio de 2012 el taller de Restauración del Museo del Prado realizó sobre el cuadro un proceso de limpieza, eliminación de repintes y aplicación de una fina capa de barniz. Actualmente se encuentra en buen estado de conservación. www.museodezaragoza.es