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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Museos

El Museo de Zaragoza muestra el arte del Sol Naciente

El embajador de Japón y la consejera Serrat inauguran la exposición "Fascinación por el arte del Sol Naciente. El encuentro del Japón y Occidente en la Era Meiji"

Organizada por el Gobierno de Aragón, se podrá visitar hasta mayo de 2013

Se trata de una selección de más de 200 objetos de la Era Meiji, pertenecientes a la colección de arte oriental Federico Torralba y que forman parte de los fondos del museo”

Estampas, porcelanas, marfiles o lacas son algunos de los 200 objetos que el Museo de Zaragoza muestra en la exposición ‘Fascinación por el arte del Sol Naciente. El encuentro del Japón y Occidente en la Era Meiji (1866-1912)’. Estas piezas, todas ellas inéditas, junto con una selección de documentos forman parte de la colección de Arte Oriental Federico Torrralba que guarda el museo en sus fondos y que han sido restaurados para la ocasión. Permanecerá abierta al público hasta mayo de 2013. La consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte, Dolores Serrat la ha inaugurado esta tarde junto al Embajador de Japón, Satoru Satoh.

Javier Callizo, director general de Patrimonio Cultural. (audio3)

Elena Barlés, comisaria de la exposición (audio1)

David Almazán, comisario de la exposición (audio2)

La exposición, que ha sido organizada desde el departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte en colaboración con la Universidad de Zaragoza y la Embajada de Japón y con el trabajo de los comisarios David Almazán y Elena Barlés, pretende enseñar una de las épocas más importantes de la historia de Japón como es la Era Meiji. Esta etapa está representada en la primera planta del museo a través de una selección de piezas y obras que se han distribuido en tres apartados: La modernización de Japón y la apertura a Occidente, El descubrimiento del arte japonés y la fascinación por lo exótico y La elegancia y sofisticación del arte japonés de la era Meiji. De tal forma que se puede contemplar:

-Treinta estampas de grabado Ukiyo-e de los artistas: Kunichika, Yoshitoshi, Kyôsai, Kunisada III, Kiyochika, Chikanobu, Gekko, Toshikata, Shuntei y Shoûn.

- Más de una decena de lacas ricamente decoradas entre las que cabe destacar: una caja para escritura suzuribako, una pantalla tsuitate, cajas para incienso, un juego de fumador, un contenedor de comida bento.

- La riqueza iconográfica de las elegantes tallas de marfil, en ocasiones de tamaño muy reducido que sedujeron a los occidentales, representada en carnets de baile, cajas y colgantes o un conjunto de tallas figuradas (personas y animales) de bulto redondo (siglo XIX).

- Una selección de cerámicas y porcelanas con vivos colores y dorados. Los hornos de Satsuma y Kutani son representativos de esta producción cerámica, alejada de los cánones clásicos y quedan reflejados en la muestra con más de una docena de piezas.

Durante la Era Meiji, de 1866 a 1912, el país nipón vivió varios acontecimientos como del fin del shogunado Tokugawa y la reinstauración del poder imperial en la figura de Mutsu Hito (el emperador Meiji). A lo largo de este periodo y bajo el signo de Occidente, Japón se abrió al exterior, renovó sus instituciones políticas y legislativas, su estructura social, sus sistemas educativos, sus artes, letras y ciencias, su infraestructura de comunicaciones y transportes, sus sistemas de producción y sus relaciones comerciales, e incluso su armada y su ejército.

Esta rápida transformación tuvo un importante impacto en Occidente. El archipiélago nipón, que hasta entonces se había mantenido lejano, inaccesible, y desconocido, saltó repentinamente a la luz y comenzó a suscitar interés en las naciones europeas y americanas. A través de distintos cauces como el desarrollo del comercio que permitió la masiva llegada de piezas artísticas japonesas; la participación de Japón en las Exposiciones Universales; y la publicación de libros, artículos y reportajes donde viajeros y eruditos dieron a conocer su visión de la cultura del archipiélago, se fue descubriendo un "nuevo" Japón como una nación con vocación de modernidad, pero, a la par, poseedora de una extraordinaria tradición cultural, unas singulares costumbres, una rica literatura, unas refinadas artes y artesanías y unos espectaculares paisajes.