Patrimonio Cultural
Un grupo de trabajo definirá los usos del edificio del Centro Aragonés en Barcelona
Visita al edificio construido en 1916 y que ha sido durante décadas centro social de los aragoneses que fueron a buscar trabajo en la capital catalana
El Gobierno de Aragón sigue dando pasos para recuperar el esplendor del emblemático Centro Aragonés en Barcelona. El paso del tiempo y la falta de inversiones ha minado el edificio de 1916 construido por Miguel Ángel Navarro y que durante muchos años capitalizó la vida social de los aragoneses que tuvieron que trasladarse a la capital catalana.
Esta semana, el área de Patrimonio del Departamento de Hacienda, Interior y Administración Pública del Gobierno de Aragón licitó las obras para rehabilitar las fachadas y las cubiertas del edificio. De hecho, el próximo día 28 concluye el plazo para presentar las ofertas, adjudicarse a finales de febrero y tener el proyecto en la primera quincena del mes de junio.
Encaminados a recuperar el edificio, la directora general de Patrimonio del Departamento de Hacienda, Interior y Administración Pública, María Asunción Sanmartín, y los directores generales de Turismo y Cultura, Jorge Moncada y Pedro Olloqui, respectivamente, con técnicos del Gobierno de Aragón, han visitado hoy el edificio acompañados del presidente de la Casa de Aragón en Barcelona, Jesús Félez y otros miembros de la junta de gobierno.
El objetivo era conocer de primera mano la situación del edificio y, especialmente su interior. El siguiente paso es crear un grupo de trabajo que defina los usos que se le quieren dar al Centro Aragonés en Barcelona. Ese grupo de trabajo lo conformarán responsables del Gobierno de Aragón, así como miembros de la junta directiva del Centro Aragonés.
En esa definición de usos se quiere conseguir que el interior se adapte a la nueva realidad configurándose como un espacio para la cultura y la economía aragonesa, dotar de unas instalaciones modernas a la asociación y mantener la memoria de los aragoneses que fueron a trabajar a Cataluña en los años del desarrollismo económico del pasado siglo y el edificio sea un bastión de la cultura aragonesa en todos sus ámbitos, además, de que sea económicamente sostenible.