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Martes, 23 de abril de 2024

Discursos

Intervención del Presidente de Aragón, Javier Lambán, con motivo de la celebración del Día de Aragón

Presidenta de las cortes de Aragón, Justicia de Aragón, Delegada del Gobierno de España en Aragón, Alcalde de la ciudad de Zaragoza, Miembros del Gobierno Miembros de las cortes de Aragón; parlamentarias y parlamentarios  Autoridades civiles y militares representantes del ministerio fiscal

Discurso del Presidente Lambán con motivo del Día de Aragón, San Jorge 2019

Queridas amigas, queridos amigos permítanme que empiece mi intervención compartiendo con ustedes un recuerdo emocionado y muy afectuoso a Don Gaspar Castellano fallecido antes de ayer en su domicilio en Zaragoza. Fue un decidido impulsor de estatuto de Autonomía, lo publicó el Boletín oficial cuando el ostentaba la presidencia del Gobierno de Aragón, fue hombre clave en la transición aragonesa, dialogante, propenso y habilidoso para el pacto. Lo traté, conocí y aprendí a querer compartiendo con él 8 años como concejales de ayuntamiento de Ejea de los Caballeros y desde entonces mantuve una amistad que para mí fue siempre muy instructiva. Que la tierra le sea leve y que su testimonio ilumine siempre nuestro camino.

Querida Paula, enhorabuena por la concesión de la medalla de las cortes, no eres de Teruel, pero casi, al menos lo es tu madre. Creo que los mejores embajadores que tiene Aragón para desplegarse por el mundo son sus creadores, sus creadores en todos los terrenos de la ciencia, de la cultura, de las artes. El próximo lunes se inaugurará en Pekín la feria de arte más importante del mundo, todo lo que ocurre en China es ya lo más importante del mundo, y en esa feria estará Aragón representada por artistas aragoneses relacionados con el surrealismo, por supuesto, Luis Buñuel, porque Aragón (lo decía Paula) es tierra de cine. Aragón ha dado al mundo del cine algunos de sus creadores más importantes y no tengan ustedes ninguna duda que estamos ante una creadora muy importante que algún día se situará a los niveles de Saura y ojalá que de Buñuel, querida Paula eres joven eso es una ventaja inconmensurable porque quiere decir que esta es tu primera condecoración pero dado tu talento y tus años no será mucho menos la última.

Querido Joaquín, tú sí que eres de Teruel. (Los demás no, qué le vamos a hacer…) Hace 50 años que empezaste tu actividad como cantante motivo suficiente para merecer la medalla que te acaba de conceder el Gobierno de Aragón y que acabas de recibir. Te conocemos mucho los amantes de la cultura aragonesa, te hemos leído, qué habilidad literaria hace falta para situar a un camarero de Andorra en el rodaje de Viridiana y repartiendo amablemente con los Dominguín de la época. Te hemos escuchado, conocemos tu ironía lo bien que introdujiste a Brassens en España y nos lo diste a conocer a muchos que lo desconocíamos pero hoy creo que es imposible separar la concesión de esta medalla de no sólo de tu trayectoria de 50 años en la música sino que el homenaje que todavía le debe Aragón  a aquélla generación de canta autores, aquella canción popular aragonesa que tuvo una importancia formidable en la concienciación de la sociedad aragonesa de los valores que empezaban a imperar en el resto de España.

Decía Gabriel Celaya que maldecía la poesía de los que no tomaban partido hasta mancharse y lo cierto es que vosotros en el sentido “celayano” de la palabra os manchasteis, os manchasteis por la democracia, os manchasteis por Aragón. Tus descripciones de la tierra aragonesa son magníficas. Os manchasteis por las libertades os manchasteis por la autonomía. Os manchasteis por el Estatuto.

Hasta el punto de que creo, sinceramente, que vuestra implicación en la vida cultural en aquellos años a través de la canción fue decisiva para que de manera positiva se precipitaran los acontecimientos y se pusiera en marcha un proceso autonómico que luego se reveló muy positivo y muy fructífero para nuestra tierra. Muchas gracias Joaquín y házselas extensivas a tus compañeros a la Labordeta ya no…Es imposible pero no sé si otros compañeros de aquél momento aún están vivos y pueden ser perfectamente receptores de estas palabras de gratitud mía.

Querido Javier sé que este no es el premio más importante que has recibido. Sé que te emocionó más (y a mí me pasaría lo mismo) ser nombrado hijo predilecto de Alcorisa porque ser nombrado hijo predilecto del pueblo de uno significa ni más ni menos que sentirse querido y admirado por los paisanos de uno, por aquellos hombres y mujeres con los que uno ha crecido con los que uno se ha desarrollado y a los que además en un ejercicio de bonhomía dada la envergadura social e institucional que has adquirido les devuelve con el mismo afecto y la misma normalidad.

Decía Antonio Machado que era “mala gente” que “apestaba la tierra” aquellos pedantes que piensan que saben por qué no beben el vino de las tabernas. Desde luego Antonio Machado no estaba pensando en ti, Javier, porque tu bebes vino en las tabernas de Alcorisa con tus amigos de toda la vida y yo,que he tomado algún vino contigo en las tabernas de Alcorisa, puedo dar fe de ello porque también he disfrutado de ello.

Ha habido muchos motivos, a lo largo de los últimos años, para que Aragón te concediera su máxima condecoración. Tú has hecho referencia a alguno de los episodios más importantes de la historia reciente de la justicia española en los que tú has participado. Pero a nadie se le escapa que en este momento está teniendo lugar un juicio que el presidente del tribunal supremo Carlos Lesmes ha definido como el juicio más importante de la historia de la democracia y tu querido Javier con tus compañeros fiscales y con el juez estáis rayando a una altura que nos enorgullece a todos los españoles.

Dice, exactamente, el artículo 124 de la Constitución que “el Ministerio Fiscal, sin perjuicio de las funciones encomendadas a otros órganos, tiene por misión promover la acción de la  justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos, y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social”. No se me ocurre misión institucional, misión constitucional, misión patriótica, misión de tanto contenido ético, como ésta que el Ministerio Fiscal, como ésta que todos y cada uno de los fiscales de España tenéis encomendada, y soy incapaz de alcanzar el elenco de palabras de gratitud que en estos momentos tendría que pronunciar para estar a la altura de vuestros merecimientos.  Estáis juzgando a unos ciudadanos españoles, que viven y residen en Cataluña, y los estáis juzgando en aplicación del artículo 472 de la Constitución, que uno de sus puntos establece que el delito de rebelión consiste en el alzamiento violento y público para declarar la independencia de una parte del Estado. No sé cuál será el resultado del juicio, ni es razonable prejuzgar, mucho menos desde el ámbito de la política en el que yo milito, pero que sepáis que dese el ámbito de la política contemplamos con mucha admiración lo que estáis haciendo.

La política (y lo digo en tono autocrítico) lleva años no rindiendo al país los servicios que debería. La crisis económica hizo saltar por los aires todos los contratos políticos y sociales que habían garantizado estabilidad, prosperidad, fe compartida, paz, convivencia, derechos y libertades en los últimos cuarenta años. La política no lo supo ver. Los ciudadanos percibieron que se trataba mejor a los bancos que a los que lo estaban pasando peor, y de ese fallo imperdonable de la política han surgido una serie de patologías en nuestra democracia, (desde luego acabo de referirme a una de ellas, pero podríamos hablar de la extrema derecha, de los populismos de toda índole, de la xenofobia), que no son la causa de nuestros problemas, sino el resultado de la mala gestión por parte de la clase política de nuestros problemas. Creo que no hay político en este país que no se plantee en este momento un propósito de enmienda absolutamente sincero. Pero, para volver a reencaminar nuestras ideas y nuestras fuerzas por la dirección adecuada, creo que el ejemplo que nos estáis dando desde la Fiscalía, el ejemplo que nos estáis dando desde el Ministerio Fiscal es absolutamente impagable. Y yo, insisto, no me cansaré nunca de agradecéroslo.

Por lo demás, queridos amigos y queridas amigas, el día 23 de Abril, el Día de San Jorge, -una festividad la de San Jorge, el día 23 de abril instituida por el rey Jaime II en 1461, en las Cortes de Calatayud-, el día 23 de abril en este solemne escenario del Palacio de la Aljafería, reunido con las personas, con los hombres y las mujeres de la calidad de todos ustedes, tiene que ser necesariamente un día de celebración de la Autonomía, un día de declaración del orgullo que nos produce  ser aragoneses; un día de reivindicación  del autogobierno, un día de ratificación de nuestro compromiso con el Estatuto de Autonomía y la exigencia de su cumplimiento, y también, por qué no, un día de declaración de nuestro orgullo por nuestra historia y por los millones de hombres y mujeres que desde hace mil años están viviendo y construyendo esta magnífica Comunidad nuestra. La Autonomía, creo que a estas alturas nadie tiene ninguna duda, le ha sentado a Aragón de maravilla.  Después de algunos siglos ignorados, postergados, por el poder centralista de Madrid, que nunca puso la lupa, nunca puso el ojo sobre lo que ocurría en la España del interior, sobre lo que ocurría en una Comunidad poco poblada como la nuestra, después de siglos de postración, la recuperación del autogobierno, insisto, nos ha sentado de maravilla.

Aragón, a través de su autogobierno, ejercido por muchos partidos políticos, y todos ellos guiados por el mismo interés servir a la Comunidad, ha sido capaz de ir construyéndose  a su medida, a la medida de sus posibilidades estirándolas al máximo, ha sido capaz de construirse a la medida de los deseos y de las aspiraciones de sus gentes, el territorio se ha ido llenando de escuelas, de centros de salud, de servicios públicos de calidad; la Comunidad Autónoma, de la mano de los ayuntamientos, que han desarrollado una labor absolutamente encomiable, se ha situado a la cabeza de muchos procesos, se ha situado en el liderazgo de muchas políticas públicas, siempre proactuando con la sociedad, y en un día como el de hoy hemos de tomar consciencia de ello y proponernos mejorarlo más, si cabe.

Aragón, desde el autogobierno y proactuando con los empresarios, ha sido capaz de desarrollar todas sus potencialidades, todos sus recursos, a través de la automoción, a través de la logística, a través de la agroalimentación, a través de las energía renovables, para ocupar en este momento posiciones de liderazgo en España. Para ocupar también posiciones de liderazgo en la creación de empleo, aunque el empleo que se crea (he de reconocerlo con pesar) es de mala calidad, y en el día de hoy hemos de proponernos entre todos mejorar ese estado de nuestra economía, porque para redistribuir riqueza a través de derechos y de servicios es absolutamente fundamental crearla primero.

Aragón, desde el autogobierno, ha desarrollado el amor de los habitantes por su patrimonio natural y cultural, y lo ha hecho cuidándolo exquisitamente porque son también señas irrenunciables nuestras de identidad, y además generan riqueza. Aragón, desde su autogobierno y aliándose con otros autogobiernos, por ejemplo con el autogobierno de Valencia, ha sido capaz de incluir en Europa una línea ferroviaria estratégica, no sólo para Aragón, sino para toda España, como es el Eje Cantábrico-Mediterráneo. Aragón, desde el autogobierno, aliándose con la región francesa de Aquitania, ha sido capaz de plantear la reapertura del Canfranc como un proyecto reconocido por Europa y al alcance de nuestras manos. Aragón, a  través del autogobierno, será capaz de hacer frente a problemas que sufren este momento comarcas castigadas por decisiones que, no por esperadas resultan menos dolorosas, como es el caso de las Cuencas Mineras, que, a buen seguro, pueden pensar en un futuro luminoso, confiando en los aragoneses, confiando en su autogobierno.

Y Aragón, también desde su autogobierno, consciente de que es parte indisoluble de España, consciente de que es parte, no sólo constitutiva, sino también constituyente de España, Aragón quiere colaborar activamente a la buena gobernanza de este país, quiere colaborar activamente a que este país, que es grande ya, lo sea más a partir de nuestra adscripción a la Constitución, al espíritu constitucional y a lo que significa la unidad de España como bien político supremo.

El Día de San Jorge es también día de reafirmación en nuestro compromiso con el Estatuto y con la exigencia del mismo en todas y cada una de sus prescripciones. El Estatuto nos obliga a luchar con denuedo contra la despoblación y a favor de una financiación distinta a la actual. Despoblación y financiación son dos caras de la misma moneda. Sin una financiación que contemple el coste de los servicios por habitante (a diferencia de lo que ocurre ahora), la sangría demográfica y el abandono del territorio continuarán. Por tanto, hemos de situar en el frontispicio de nuestras reivindicaciones ante el Gobierno de Madrid la búsqueda de un sistema de financiación nuevo y justo, sin el cual la propia Comunidad Autónoma, desde el punto de vista político,  resultará inviable. Hemos de exigir a todos los gobiernos las infraestructuras pendientes, y además que se realicen, no sólo que se pinten en los presupuestos, que es algo bastante más fácil de conseguir que luego se realicen y se lleven a efecto. Aragón, en definitiva, tiene que ser una parte leal del Estado, pero tiene que exigir al Estado y al Gobierno de Madrid exactamente la misma lealtad. Y eso también hay que decirlo con rotundidad el Día de San Jorge.

Y, por último, tenemos muchos motivos para reivindicar nuestra historia.