Obras Públicas
La autovía A-23 abre al tráfico el tramo Nueno-Congosto de Isuela
Se ha inaugurado un nuevo tramo de 5 kilómetros que mejorará la seguridad vial y los tiempos de recorrido de los vehículos que discurren por el vial
El consejero Fernández de Alarcón ha acudido a la puesta en servicio del nuevo tramo de la autovía
La autovía A-23 cuenta con un nuevo tramo en servicio, concretamente el Nueno-Congosto de Isuela. En total cinco kilómetros más que suponen una mejora de los tiempos de recorrido y de la seguridad vial para los aproximadamente 8.000 vehículos que diariamente circulan por la carretera N-330 en este tramo, facilitando el acceso al puerto de Monrepós desde Huesca.
El consejero de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Transportes del Gobierno de Aragón, Rafael Fernández de Alarcón, ha asistido este miércoles al acto de puesta en servicio del tramo Nuevo-Congosto de Isuela. También ha estado presente el subsecretario del Ministerio de Fomento, Mario Garcés.
Las obras se integran dentro de la planificación prevista por el Ministerio de Fomento para la transformación del Eje Mediterráneo-Cantábrico, a través de las autovías A-21, A-22 y A-23, fomentando la actividad económica en el Altoaragón. En este caso supone un paso más en las obras de prolongación de la A-23 desde Huesca a Jaca, que se unen a los 24,1 kilómetros ya en servicio en la provincia, lo que ha supuesto una inversión de 50,4 millones de euros y cuyo tramo Sabiñánigo (sur)-Sabiñánigo (este) fue inaugurado el pasado 14 de julio.
Se trata de un tramo de autovía de 5 kilómetros de longitud que discurre íntegramente por el término municipal de Nueno, atravesando un relieve complejo y de gran valor ambiental en la subida al puerto de Monrepós. Consta de dos calzadas con dos carriles de 3,50 metros cada una, arcenes exteriores de 2,50 metros e interiores de 1 metro.
Para minimizar el impacto sobre el entorno de la autovía, se ha aprovechado la calzada existente de la carretera N-330 como vía de sentido norte y se ha desdoblado la del sentido sur, creando una infraestructura nueva. En los dos primeros kilómetros, la calzada nueva y la ubicada sobre la carretera N-330 discurren en paralelo, separadas únicamente por una mediana de anchura variable; mientras que en los tres kilómetros siguientes ambas calzadas se separan para volver a unirse en el final del tramo.
Una infraestructura que mejora los desplazamientos en la A-23, aumentando la seguridad de los aragoneses que se desplazan por dicho vial de especial importancia en la red de carreteras de la Comunidad.