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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Patrimonio Cultural

Descubren la primera evidencia de una patología en la pata delantera de un “dientes de sable’ procedente de la Alfambra en Teruel

Paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC han publicado este trabajo en la prestigiosa revista americana The Anatomical Record

El yacimiento mioceno de La Roma 2 (con una antigüedad de unos 9 millones de años), situado en el término municipal de Alfambra (Teruel), no deja de proporcionar sorpresas. Si hace unos pocos meses se presentaba el descubrimiento de Teruelictis, una nutria terrestre desconocida para la ciencia, ahora se ha encontrado la primera evidencia de una patología ósea en la pata delantera de un félido “dientes de sable” del tamaño de un leopardo, Promegantereon ogygia. El trabajo, en el que han participado el equipo de paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, aparece publicado en la prestigiosa revista americana The Anatomical Record.

La patología se ha identificado en un radio derecho (hueso del antebrazo) que constituye el único fósil de este animal encontrado hasta ahora no sólo en el yacimiento, sino en toda la Cuenca de Teruel, lo que añade excepcionalidad al hallazgo.

El radio estudiado muestra un grueso recrecimiento óseo (exostosis) en su cara anterior, causado por la lesión y posterior osificación del tendón del músculo abductor pollicis longus, uno de los principales extensores y abductores del dedo pulgar. No está claro qué pudo provocar la lesión de este músculo pero los paleontólogos detallan en este trabajo que esta patología afectó notablemente a las condiciones de vida del individuo, ya que disminuyó su capacidad para agarrar o arañar con la mano derecha, una acción necesaria tanto para cazar como para trepar a los árboles.

De esta forma, el animal no sólo vio mermadas sus capacidades para atrapar presas de las que alimentarse, también fue incapaz de trepar a los árboles para, por ejemplo, escapar del ataque de otros depredadores de mayor talla que poblaban la zona, como el gran félido “dientes de sable” Machairodus aphanistus, del tamaño de un tigre. No se ha podido establecer todavía si este individuo de Promegantereon ogygia consiguió recuperarse de su patología o si, por el contrario, fue la causa de su muerte pero se espera que futuras excavaciones en el yacimiento de La Roma 2 proporcionen más fósiles que puedan aclarar este enigma.