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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Implantado con éxito el primer marcapasos sin cables en Aragón

El marcapasos más pequeño del mundo y sin cables ya se puede implantar en Aragón. Cardiólogos del Hospital Universitario Miguel Servet (HUMS) de Zaragoza colocaron ayer este dispositivo mínimamente invasivo en una mujer de 81 años. Lo alojaron directamente en el corazón, a donde llegaron a través de un catéter por la vena femoral. La gran ventaja del aparato es que no necesita cables ni requiere de incisiones quirúrgicas para colocarlo. El marcapasos es un aparato que cuando percibe que el corazón late de forma muy lenta, envía una señal al corazón y le ayuda a recuperar el ritmo adecuado. Los dispositivos convencionales constan de un generador (se implanta bajo la piel en el tórax mediante cirugía), que se conecta a un cable que desde una vena del brazo llega hasta el corazón. Los avances tecnológicos han hecho posible miniaturizar todos estos componentes en una especie de cápsula de tan solo 1 cm3 que se ancla directamente en el interior del corazón. De esta forma, no requiere ningún tipo de cable transmisor ya que el impulso eléctrico (para que el corazón se contraiga) lo aplica directamente a través de su propio anclaje desde el interior del ventrículo. La intervención fue realizada por los doctores Antonio Asso, Naiara Calvo y Teresa Olóriz, del Servicio de Cardiología del Servet, uno de los Hospitales acreditados en España para el inicio de esta técnica en sus primeras fases asistenciales. El dispositivo se introduce a través de la vena femoral de la pierna mediante un catéter que actúa de sistema transportador. Una vez anclado en el interior del corazón se comprueba la adecuación de una serie de parámetros técnicos de funcionamiento mediante telemetría y se libera el marcapasos, extrayendo finalmente el sistema de transporte y el introductor. La intervención no deja, por tanto, cicatriz alguna. El doctor Asso, jefe de la Unidad de Electrofisiología y Arritmias, explica que los cables que conectan el generador con el corazón constituyen el eslabón débil de los marcapasos. Estos electrodos están sujetos a potenciales disfunciones con el paso de los años, relacionados especialmente a los movimientos de flexión y deflexión implícitos en cada latido cardíaco, extensión de brazos, etc. La nueva tecnología, que sólo actúa en una cámara del corazón (marcapasos unicameral) abre la puerta a futuros avances en el área de la estimulación cardíaca, cuando sea posible estimular secuencialmente a las aurículas y ventrículos, algo sobre lo que se está investigando de forma intensiva pero actualmente aún imposible en su forma miniaturizada. Consecuentemente, este tipo de tratamiento de marcapasos transcatéter sólo está indicado en un número limitado de pacientes, en concreto a aquellos que sólo requieren estimular una cámara del corazón. El marcapasos tiene un peso de 2 gramos, mide 27 milímetros de longitud y otros 7 milímetros de diámetro, pero a pesar de su miniaturización el dispositivo ofrece todas las funcionalidades de los modernos marcapasos unicamerales como la capacidad de acelerarse cuando el paciente realiza ejercicio físico, permite realizar exploraciones de resonancia magnética, etc. Asimismo, la longevidad o duración de la batería no se ve comprometida por su diminuto tamaño, ya que se prevé un funcionamiento incluso superior a diez años. La doctora Isabel Calvo, jefa del Servicio de Cardiología, ve en este tipo de intervenciones una "nueva oportunidad" para afianzar "nuestra vocación de ofrecer las últimas tecnologías a los pacientes con enfermedades cardíacas, incluso bajo la habitual presión asistencial y la constante necesidad de ser eficientes en el gasto". El Servet se suma así al grupo de hospitales españoles que este mismo año han empezado a implantar este dispositivo, después de que se aprobara su uso en la Unión Europea la pasada primavera. De esta forma, los pacientes aragoneses también se podrán beneficiar de los últimos avances en este campo médico.